lunes, 2 de julio de 2012


Millones de corazones venezolanos se movilizaron desde la noche del sábado en las plazas Bolívar del país, a la espera del inicio de la campaña del “candidato de la Patria”. Cerca de la una y media de la tarde del domingo, el presidente Chávez arribó a la tarima ubicada al final de una avenida Constitución “desbordada de pueblo bonito y bueno”.
En sus palabras iniciales confesó que cuando la caravana ingresaba a Maracay, luego de un recorrido de 18 kilómetros desde Mariara, estado Carabobo, no pudo contener el sentimiento que lo tomó por tantos recuerdos. “Cuando veníamos entrando a Maracay no pude evitar derramar lágrimas de emoción… Maracay: ¡te regalo mis lágrimas de emoción!”.
“¡Arrancó el huracán bolivariano!”, proclamó Chávez, quien adelantó que el próximo 7 de octubre enfrentará “una nueva jornada, una nueva campaña, una nueva batalla de las tantas que hemos librado”. Una explosión de vítores y aplausos le lanzaron los revolucionarios que poblaron la extensa avenida maracayera.
Una señora mayor le hace señas, quiere expresarle algo. Chávez advierte su presencia entre las decenas de miles de rostros cercanos a la tarima. Le asegura que conversarán luego de su discurso, pero nota que la mujer pareciera desvanecerse e indica a su equipo que la atienda, le pide que se refresque mientras tanto. Prosigue su discurso dando gracias a Dios y al país entero por su recuperado estado de salud. “¡Aquí está Chávez de nuevo junto al pueblo para conducirlo a otra victoria!”.
Como si se tratara del aula de clases más grande del mundo, el jefe de Estado hace un repaso de la historia. Recordó que el 24 de junio de 1821 el Libertador “comandó a este pueblo hecho ejército a derrotar al imperio español”. Sin embargo, agregó que luego se perdió la independencia y Venezuela volvió a ser colonia, de un nuevo imperialismo, durante otros doscientos años. “Hemos logrado recuperar la independencia nacional y no podemos permitir que se pierda más nunca”. Frente a la tarima, miles atienden y asienten las palabras de su líder.
Resulta abrumadora la concentración en su apoyo y Chávez, con ánimo lúdico, pide unos binoculares: “¡Debe llegar hasta Mariara!”, pero enseguida insta al pueblo a evitar adelantarse a los resultados del próximo 7 de octubre. “Sin triunfalismos, sin sectarismos, con ideas y argumentos tenemos que ir a convencer a los indecisos. ¡Vamos a convencerlos!, porque algunos que pudieran estar confundidos producto de la guerra psicológica. ¡Vamos por los nuevos votantes! Lo digo con emoción de padre: esta Patria que está naciendo es de ustedes”.

Entre miles, una mujer eleva a su niño y lo muestra al Presidente. Nuevamente, este no pierde detalle y le envía un saludo. La mujer, trémula, le agradece entre lágrimas. Se abre un momento emotivo y Chávez recuerda que en tierras maracayeras nació su hija Rosa, y que en ese firmamento se hizo paracaidista. “Aprendí a conocer a Maracay desde el cielo”.
“Los primeros pasos revolucionarios, la primera reunión con Alfredo Maneiro fue aquí. En el cuartel de paracaidistas Páez comenzaron a aflorar las primeras células. ¡En Maracay se engendró la Revolución que fue parida el 4 de febrero de 1992!”, relató el comandante Chávez para orgullo de los corazones maracayeros presentes. “¡Maracay es como la Patria toda, porque nos ha desbordado y ha tomado todo este ámbito y toda esta historia!”.
Chávez conecta con su pueblo y lanza una advertencia del que lo hace cómplice y aliado. Dice a los sectores de oposición que desde ya están cantando fraude que, además de dar señales de encontrarse derrotados, pudieran estar fraguando un plan B. “Están pensando en el plan B: la violencia. Nosotros, si se les ocurre, tenemos el plan CH. ¡Van a quedar planchaos si se les ocurre!”.
Franco, no puede ser de otra forma, reconoce y denuncia que en su recorrido por la carretera nacional desde Mariara “hay mucho rancho”, por lo que llamó a continuar acelerando los planes de la Gran Misión Vivienda Venezuela y se comprometió a reducir a cero la pobreza en Venezuela durante el período 2013-2019. Los presentes aplauden el compromiso, pero también su hidalguía al admitir que aún hay mucho trabajo por hacer.
Hacia el final de sus reflexiones y luego de superar las dos horas de discurso, Chávez retoma la lección de historia y recuerda que el 1° de julio de 1811 el Congreso soberano de la República emitió la Declaración de los Derechos del Pueblo. “Aquellos hombres y mujeres sembraron la primera independencia. Solo podremos obtenerlos, conquistarlos, en el marco del sistema socialista”. En este sentido, invitó a sus seguidores a librar el debate en defensa del socialismo en los próximos 99 días, hasta las elecciones presidenciales.
El “candidato de la Patria” lanzó una reflexión para las almas venezolanas: “Chávez ya no soy yo, Chávez es un pueblo: tú también eres Chávez, mujer, hombre, niño, soldado, pescador, agricultor, campesino, comerciante; Chávez es un colectivo. Por eso es que, háganme lo que me hagan, páseme lo que me pase a mí que soy un simple ser humano, no podrán con Chávez nunca más, porque Chávez es un pueblo invicto e invencible”.

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