sábado, 7 de julio de 2012

Héctor salas

NUNCA RENUNCIAREMOS A LA QUINTA LINEA, EXCELENTE APROXIMACION A LA REALIDAD Si la unidad del poder popular, expresión genuina de acumulación de fuerzas sociales participativas y en movimiento, quisiera construir e imponer su hegemonía política de vanguardia sobre el conjunto de las fuerzas que sostienen y defienden la burda democracia representativa burguesa, no tendría otra que insertarse en la acción política de las masas populares y, a brazo partido, luchar para ser reconocida en su total dimensión moral y ético, por su obstinado papel conductor y por su incuestionable compromiso con la lealtad. Tendría que aprender: A desentrañar la naturaleza economicista inducida por el poder del capital a las masas, a supera y trascender el modelo clientelar político, y fundamental; a vencer los influjos del siempre astuto sectarismo, propio en todo instrumento que se edifica para dominar y aniquilar a la verdadera democracia, la participativa y protagónica
La Constitución del Gran Polo Patriótico: una audaz política de Repolarización
Unos cuantos cientos de patriotas, muchos duchos por años en eso de la militancia partidista activa, y otros tantos, que con justificada convicción siempre hemos estado alineados a la no “convincente” militancia precaria; finalmente comenzamos a vernos reflejados en esta audaz política de Repolarización, planteada por el comandante Hugo Chávez. En tal sentido, decidimos, desde la UNIDAD DEL PODER POPULAR, al lado de Fernando Soto Rojas y por supuesto de Chávez, contribuir a impulsar y a acompañar su advenimiento. Duramos en esta travesía, como un todo, el mismo tiempo que duró la confianza depositada en soto y sus cuarenta. Aun faltan los análisis sobre ¿qué pasó con soto?, ¿Por qué en su salida?, y más lejos, ¿quién o quienes se impusieron?. Estas y otras interrogantes quedan para otra ocasión. Eso sí, yo estoy seguro que existe una sociedad de partidos muy necesaria durante el tránsito al socialismo, con dote constitucional, que se hace vender, por sectaria y mezquina, como la dirección revolucionaria indispensable, pese a que su propia naturaleza, y ellos bien lo saben, es contraria, diga lo que diga y haga lo que haga, a la democracia participativa y protagónica. Por supuesto, ella ocupará el justo lugar que la base social de esta revolución, que está obligada a trascender, les designe o le imponga, en su momento. por su fuerza
Hoy es más amplia y diversa la gama de “Partidos del proceso”, organizaciones sociales y populares que en todas sus formas, continuamos reconociendo y aplaudiendo la convocatoria que se nos hizo para avanzar hacia la conquista de esa gran dirección colectiva complementaria y entre iguales, que ha de permitirnos abordar y acordar: la necesaria convivencia política, trascender a toda forma e instrumento de dominación, derrotar al sectarismo y sus maliciosos vicios, y crear las condiciones para transferirle todo el poder al pueblo en el marco del gran plan de construcción del socialismo en lo concreto

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