François Houtart |
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POR JUAN MANUEL KARG
El sacerdote y sociólogo
que vive desde hace algunos años en Ecuador ejerciendo su actividad
docente, analiza el momento de Latinoamérica ante el embate del
neoconservadurismo y desmenuza en esta entrevista la forma en que Rusia
y China pueden colaborar en la construcción de nuevos escenarios
políticos y económicos.
El sociólogo y sacerdote belga François
Houtart, uno de los impulsores de la Teología de la Liberación,
da cuenta en esta entrevista exclusiva de la existencia de dos bloques
de países en nuestro continente: aquellos que han buscado desvincularse
de los Estados Unidos y Canadá, y otros, alineados en la Alianza
del Pacífico, que siguen buscando un trato preferencial con los
países del norte. Houtart, quien vive hace años en Quito,
Ecuador, habla también de la importancia de que la región
se vincule con los BRICS, analiza el momento de los movimientos sociales
en nuestros países y también se da tiempo para opinar
sobre el papado de Francisco y las transformaciones realizadas en el
último tiempo en la Iglesia Católica.
¿Cómo ve el contexto latinoamericano,
cuando se habla de una posible restauración conservadora?
Es evidente que en el continente latinoamericano hay
muchas diferencias. En grandes líneas se puede decir que hay
una serie de países que siguen en la línea neoliberal,
y que se explica por cierta alianza con los Estados Unidos. La Alianza
del Pacífico se encuentra en esta línea, esto es muy claro.
Por otra parte hay otro grupo de países que piensan la integración
regional latinoamericana de otra manera, particularmente tratando de
'desconectarse' de los vínculos de tipo imperial con los Estados
Unidos y Canadá, y en la búsqueda de entrar en una nueva
dinámica, que a veces se califica de izquierda. Eso es en grandes
líneas, pero es importante decir que cuando vinieron tanto el
presidente ruso (Vladimir) Putin como el presidente chino Xi Jinping,
visitaron los países de gobiernos posneoliberales. Por otro lado,
el vicepresidente de EEUU -JoeBiden- realizó una gira casi al
mismo tiempo, y visitó los otros países, lo que refleja
que hay grandes diferencias entre ambos bloques de países.
¿Qué significó para el continente
la gira de Putin y Xi Jinping por nuestros países y cuál
sería la importancia de vincularse con los BRICS?
Importan para la construcción de un mundo multipolar.
Esto me parece fundamental en la política llevada adelante tanto
por Rusia como por China: la construcción de un bloque económico
que tenga independencia de los Estados Unidos, y en particular del dólar
como moneda de intercambio a nivel global. En este sentido, se han hecho
acuerdos que son muy importantes, como por ejemplo en el eje energético.
La reunión de los BRICS en Fortaleza, Brasil, fue una continuación
de este tipo de políticas, para justamente tratar de establecer
un polo que no sea dependiente de la lógica del dólar.
Pero luego de la reunión de los BRICS, se
juntaron ministros del G20 en Australia. Estos países, fogoneados
principalmente por EE UU y la Unión Europea, exigieron una mayor
liberalización de los mercados. ¿Qué piensa sobre
el tema?
El término Tratado de Libre Comercio es una bella
denominación para graficar la relación entre el tiburón
y la sardina. Es decir: es una relación de total desigualdad.
Analicemos los TLC que tiene América Latina, principalmente con
Estados Unidos: las negociaciones se hacen en condiciones de fuerza
totalmente desequilibradas. Son acuerdos injustos, por así decirlo,
ya que las partes no tienen la misma fuerza.
¿En qué quedaron iniciativas como el
Foro Social Mundial, en las cuales participó en sus inicios?
El Foro Social Mundial, que he seguido muy de cerca,
fue el resultado de las políticas neoliberales en el mundo. Eso
ha tenido un impacto, y una cierta fuerza para ayudar a extender una
conciencia social nueva a nivel planetario, y también para proponer
nuevas soluciones. Ahora, particularmente en América Latina,
tenemos mayormente regímenes políticos progresistas, que
fueron en gran medida el resultado de la acción de los movimientos
sociales. Estos gobiernos absorbieron buena parte de la fuerza de las
organizaciones sociales, sumando a sus líderes, y por otra parte
propusieron agendas posneoliberales -pero no poscapitalistas-. Y así
los movimientos sociales se encuentran frente a situaciones muy difíciles:
por ejemplo el MST (Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra)
de Brasil, al mismo tiempo enfrenta a un gobierno que no quiere realizar
la reforma agraria, y por otra parte no puede atacar al gobierno de
manera directa porque el gobierno es en parte el fruto de su propia
acción. Y además porque no hay alternativas visibles.
¿Cuál es su opinión sobre las
transformaciones que se están llevando adelante en la Iglesia
a través del papado de Francisco?
Es evidente que el estilo del Papa Francisco es totalmente
diferente de sus predecesores, en particular Benedicto XVI y Juan Pablo
II. En este sentido, debemos alegrarnos de este cambio, que ha tomado
como expresión un gran número de actitudes, y también
de declaraciones, que realmente indican un cambio muy importante. Sin
embargo, Francisco no proviene de la Teología de la Liberación
sino de la Doctrina Social de la Iglesia. En esta última se condenan
lo efectos del capital, pero no se discute su lógica fundamental.
La Teología de la Liberación sí ha ido mucho más
allá en eso. Pienso que el Papa Francisco se ubica dentro de
un "ala radical" de la Doctrina Social de la Iglesia.
Tiempo Argentino, 3 de agosto de 2014. |
jueves, 21 de agosto de 2014
FRANÇOIS HOUTART, UN TEÓLOGO DE LA LIBERACIÓN POR UN MUNDO MULTIPOLAR
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