Como ya hemos analizado en otras
oportunidades, la desesperación e incapacidad imperantes en el gobierno
de los Estados Unidos está logrando que en los últimos tiempos sus
intervenciones en distintos puntos del planeta –realizadas a partir de
la improvisación y con todo el peso de la incompetencia– produzcan como
efecto colateral la balcanización de las naciones agredidas y la
destrucción de sus estados nacionales.
En el caso de Irak, esta situación es
hoy más que evidente. Los Estados Unidos, desde Bush padre y su primera
Guerra del Golfo y con las sucesivas intervenciones militares
posteriores, fueron destruyendo sistemáticamente todo un país (cuyo
régimen –el de Saddam Hussein– habían financiado y apoyado un tiempo
antes para que hiciera la guerra con Irán), derrocando su gobierno,
promoviendo el asesinato de su líder, desguazando su ejército y
destruyendo todas sus instituciones, con el agregado del robo
sistemático de sus tesoros culturales y la toma de posesión por parte de
las transnacionales estadounidenses de sus principales pozos
petroleros.
Luego de toda esta desolación,
establecieron el gobierno títere de Nuri al-Maliki y sus adláteres y un
triste remedo de Estado, y finalmente obligados por su propia crisis
económica y el deterioro progresivo del gobierno Obama, fueron retirando
sus tropas de ocupación, dejando tras sí solamente algunos grupos de
contratistas (ejércitos privados pagados por el gobierno de Washington)
para defender los intereses económicos estadounidenses en Irak.
El gobierno de Maliki se mantuvo a la
cabeza de un seudo-Estado totalmente empobrecido y ya no dueño de sus
recursos petroleros, hasta que surgió hace unos meses la ofensiva
militar del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL en español, ISIS
en inglés y DÁESH en árabe). Esta fulminante ofensiva derrotó
sistemáticamente al remedo de ejército del gobierno de Maliki y fue
ocupando progresivamente territorios y ciudades de Irak, mientras a su
vez intentaba lo mismo en Siria.
El gobierno de Bagdad tuvo entonces sus
problemas más graves, y los Estados Unidos y sus aliados presionaron a
Maliki para que renunciara, haciéndolo responsable de la derrota
militar. Lo curioso es que el títere tomó voluntad propia y durante los
últimos meses se negó a entregar el gobierno (que había conquistado por
elecciones “legítimas”). Recién hace un par de días resignó de su cargo
para permitir la creación de un nuevo gobierno, que Washington supone
puede ser un factor que ayude a solucionar la crisis.
Mientras tanto, un nuevo factor se había
integrado al conflicto, los kurdos. El ejército rebelde kurdo ya había
puesto en jaque el propio Saddam Hussein en el cenit de su poder, y
había logrado definir un territorio dentro de la nación iraquí que si
bien oficialmente seguía perteneciendo a ella, en los hechos era un
pequeño estado kurdo (autogobernado y autoabastecido). El EIIL en plena
expansión comenzó a derrotar también a las fuerzas kurdas, en su
proclamado propósito de expandir territorialmente el Califato que ya
habían decretado luego de sus primeras victorias frente al ejército
Iraquí. Un Califato que intenta revivir los antiguos Califatos árabes
(Omeya y Abasida) que en otras épocas dominaron parte del mundo,
incluyendo el Medio Oriente y parte de Europa y que aspira a convertirse
en el nuevo factor de poder del Islam en el planeta.
La condena al EIIL ha sido unánime desde
toda la “comunidad internacional”, tanto los países centrales
occidentales como Rusia y China se han declarado en su contra, y estas
posiciones finalizan en estos días con una resolución del Consejo de
Seguridad de la ONU, normalmente dividido en sus opiniones y que hoy
pone de acuerdo a todos sus miembros, no solo para condenar sino también
para castigar el EIIL, prohibiendo todo tipo de ayuda a su favor, y
sancionando duramente a algunos factores privados que en algún momento
les han proporcionado recursos. Por supuesto todo esto dentro del
habitual doble discurso de los dueños del poder mundial, ya que el
Consejo de Seguridad no sanciona (ni sancionará) al principal financista
y promotor del EIIL en sus comienzos: el gobierno y las autoridades de
los EEUU. Y esto no es un rumor, ha sido confirmado oficialmente por la
propia Hillary Clinton, que declaró públicamente que se habían
equivocado al promover y financiar al EIIL para que atacara al gobierno
sirio de Bahar Al-Assad y que esto era parte de otras malas decisiones
que la política exterior estadounidense viene tomando en los últimos
años.
El EIIL
Creemos que lo más preocupante de toda
esta situación reside en el sistemático oscurecimiento de factores
sociales e históricos, que la situación política internacional y la
necesidad de establecer matrices de opinión (verdades artificiales)
impuestas por los medios de comunicación como factores de
“concientización” a las masas sobre todo de Occidente, están aplicando
sobre los sucesos en Irak y sus alrededores.
No sólo la condena al EIIL es unánime,
sino que el empeño general es el de mostrarlo como un “grupo
terrorista”, de acciones bestiales y de propuestas absolutamente
“bárbaras”, que está pronto a devastar el mundo y que por eso debe ser
combatido por todos. Las cadenas corporativas de medios de comunicación,
los comunicados oficiales de los principales gobiernos del mundo y las
opiniones reproducidas por todos los ámbitos coinciden en esta
descripción, llegando en algunos casos a mostrarlo como un movimiento
compuesto por monstruos alienados capaces de cometer cualquier
despropósito y absolutamente ajenos de todo humanismo.
Esta unanimidad y condena tan categórica
es muy sospechosa, cuando estas cosas suceden generalmente lo que está
detrás no es la verdad sino la defensa de intereses específicos. Por
ello, vamos a atrevernos a hacer algunas preguntas y apuntar algunas
consideraciones que no coinciden (o por lo menos ponen en duda) la
veracidad de esta visión.
En primer término, ¿Cómo es que un
“grupo terrorista”, que generalmente funciona a partir de atentados
anónimos o acciones de guerrilla se convierte en una fuerza armada de
poder creciente, capaz de derrotar hasta ahora a todos con los que se
enfrente? Y esto incluye infligir derrotas al ejército sirio de Bashar
Al–Assad que hace tres años viene enfrentando exitosamente todos los
intentos de fuerzas mercenarias promovidas, armadas y financiadas por
Estados Unidos y sus aliados; e infligir derrotas también a unas fuerzas
armadas kurdas que fueron capaces de resistir y derrotar a Saddam
Hussein en pleno apogeo. ¿No será que en este caso el EIIL es algo más
que un “grupo terrorista”?
O también, ¿Tendrá algo que ver la
descalificación que se le hace al EIIL con una actitud que Occidente
viene teniendo hacia el Islam desde 1095, cuando el Papa Urbano ordenó
la Primera Cruzada? El historiador Arnold Toynbee en su Estudio de la
Historia dice que Occidente desde ese entonces no sólo a atacado al
Islam, sino que lo ha demonizado constantemente presentándolo como una
colectividad de fanáticos enardecidos capaces de cualquier tipo de
desenfreno. Claro que esta ha sido una actitud que desde siempre Europa
ha mantenido frente a otras culturas, a las que ha calificado de
“bárbaras” para justificar su predominio y conquista sobre ellas (las
culturas orientales, las africanas, las indoamericanas, etc., etc.).
Cuesta creer que un grupito de fanáticos
que intentan imponer un proyecto “anticuado y bárbaro” y que se
comportan como animales salvajes sea capaz de seguir conquistando
militarmente, ocupando territorio y consolidando la ocupación,
acumulando éxitos de conquista uno tras otro.
¿No será que lo que hay detrás es otra
cosa? ¿Qué en realidad se está enfrentando un fenómeno que se da muy
poco en nuestros tiempos y que tiene que ver con una visión religiosa de
la política y de la guerra, con la cual no se está acostumbrado a
tratar? ¿No será que la unanimidad de la condena tiene que ver con el
temor hacia un nuevo factor de poder que está surgiendo
incontroladamente y que no responde a la lógica del status quo de poder
establecido, tornándose imprevisible? ¿No será que aparecen en escena
combatientes que como aquellos de los antiguos califatos, están
decididos desde el principio a morir por su causa? Este factor ha
aparecido muchas veces en la historia, y explicó entre otros los
primeros triunfos de los ejércitos nazis en Europa en la Segunda Guerra
Mundial, las victorias de Mao Tse Tsung en China y la derrota
norteamericana en Vietnam.
No sabemos si estas preguntas son
acertadas, no pretendemos realizar una defensa del EIIL, solo creemos
que si es un “enemigo” que debemos tener en cuenta, tal como lo afirma
el Tsun Tzú, (el antiguo Arte de la Guerra chino) es necesario conocerlo
bien y estudiarlo en su verdadera realidad para poder enfrentarlo (tal
como explicara Nyguyen Von Giap que los vietnamitas hicieron con los
estadounidenses para poder derrotarlos).
No es con la demonización gratuita y
unánime que se va a derrotar al EIIL, que parece proseguir su marcha
indetenible. Las sanciones del Consejo de Seguridad tampoco lo
derrotarán fácilmente, ya tiene los recursos necesarios para seguir
adelante, y si no los va adquiriendo en su conquista, tal como lo
hiciera con los recursos bancarios cuando tomó la ciudad de Mosul.
En muy poco los afectarán los bombardeos
que sobre algunas de sus posiciones militares están realizando los
Estados Unidos. Estos bombardeos son (y seguirán siendo) absolutamente
puntuales, y tal como lo confesara el propio Obama, responden solamente a
“una necesidad estratégica de los Estados Unidos”. Léase, el EIIL
estaba por tomar unos pozos petroleros que están en poder de las dos más
importantes transnacionales norteamericanas, y Obama no hizo más que
responden con la fuerza del estado que gobierna en la defensa directa de
los intereses económicos de las corporaciones privadas. Otra vez queda
al descubierto quienes son realmente los que manejan el poder mundial, y
como los gobiernos de las naciones centrales se han convertido
progresivamente en meros ejecutores de las grandes corporaciones.
En definitiva, se está cumpliendo
totalmente la desaparición de Irak como un Estado Nacional, el Califato
parece haberse establecido bastante firmemente, el Estado Kurdo, sobre
todo ahora que la resolución del Consejo de Seguridad permite a las
naciones occidentales armarlo y financiarlo (cuando siempre antes lo
ignoraron), parece que también quedará consolidado, y del anterior país
solo quedará alguna ciudad y sus alrededores (posiblemente Bagdad) que
como la antigua Constantinopla en sus últimos tiempos, fungirá como si
fuera una nación.
Y hasta que no se entienda realmente el
fenómeno social de EIIL, y mientras los intentos de derrotarlo sean como
hasta ahora por parte de EEUU y sus aliados, declaraciones
condenatorias e intentos de que sean otros los que peleen para
enfrentarlo, las cosas seguirán como hasta ahora: cada vez peor.
miguelguaglianone@gmail.co
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