POR ARAM AHARONIAN
Todas las luces de alarma
permanecen encendidas en el norte y en el sur del sur. Se han intensificado
campañas para desestabilizar nuevamente en este 2014 a los gobiernos
de Venezuela y Argentina, en experiencias que bien pueden ser replicadas
en cualquier otro país latinoamericano cuyos recursos naturales
sean apetecidos por las potencias centrales. Hoy se ataca en dos flancos:
a Argentina en lo financiero y a Venezuela en lo social, económico
y militar
La creciente y orgánica participación
de los medios de comunicación -nacionales y extranjeros- cartelizados,
en la preparación y el desarrollo de las guerras y planes desestabilizadores
liderados y promovidos por y desde Estados Unidos los ha llevado a convertirse
en verdaderas unidades militares. Si hace 40 años necesitaban
de ocupación militar o gobiernos de facto para imponer su proyecto
imperial, hoy el escenario de guerra es simbólico y les basta
con el control de los medios hegemónicos.
Roberto Savio, mítico fundador de Inter PressService,
recuerda que en 1981 Ronald Reagan llegó a la presidencia de
Estados Unidos y, hábilmente auxiliado por la primera ministra
británica Margaret Thatcher, fue cambiado el concepto de las
relaciones internacionales, hasta entonces basadas en la idea de la
cooperación internacional. Reagan desdeñó el movimiento
ecologista, al declarar: "Los árboles causan más
contaminación que los automóviles".
Redujo los impuestos a los ricos aseverando que éstos
"producen riqueza, los pobres la utilizan". Thatcher se hizo
eco: "... no hay tal cosa como la sociedad. Hay hombres y mujeres,
individualmente".
Y desde entonces comenzó la caída de
la ONU y de la idea de desarrollo y solidaridad internacional para sustituirla
por la consigna, "comercio, no ayuda". El Consenso de Washington,
que abogó por el desmantelamiento del Estado de Bienestar y la
reducción al mínimo del espacio público, fue impulsado
en todo el mundo por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional
(FMI) y el gobierno estadounidense.
En 1991, en ocasión de la primera Guerra del
Golfo ya el Pentágono había logrado convertir el conflicto
en espectáculo para las grandes masas de televidentes a nivel
global, difundiendo mentiras, medias verdades y tergiversaciones, que
años después de consumarse los hechos, vinimos a corroborar
que eran falsedades convertidas en verdad única, mensaje único,
imagen única.
En 1982, los británicos habían aplicado
la férrea censura de prensa y la verdad oficial cuando el conflicto
con Argentina en el Atlántico Sur, experiencia que sirvió
para su aplicación posterior en Granada, Somalia, Irak, Afganistán,
y muchas otras regiones. Este mismo tipo de acciones ha venido acechando
en los últimos años a gobiernos progresistas, con actos
desestabilizadores y golpes de Estado, mediáticos para unos,
suaves para otros. Pero siempre duros para nuestros pueblos.
Tras la caída del Muro de Berlín, llegó
la globalización y sus resultados: los 300 más ricos del
mundo tienen la misma riqueza que 3.000 millones personas. En el último
lustro, las tres cuartas partes (75%) de toda la riqueza producida han
estado yendo al 1% de los ya inmensamente ricos.
Este cambio de valores ha hecho que hoy gastemos más
per cápita en publicidad que en educación; que las instituciones
políticas hayan perdido la visión y la ideología
para convertirse pragmáticas (utilitarias), con cada vez menos
participación de la gente; que el mundo de las finanzas se haya
apoderado del mundo de la producción en términos globales
(un billón de dólares al día en la producción,
40 billones de dólares en transacciones financieras); que ahora
tenemos apologistas de una "nueva economía", que conceptualizan
el desempleo estructural como una necesidad.
VENEZUELA
Como cuando el golpe de estado de 2002 y el posterior
sabotaje petrolero, en 2014, el frente de la derecha latinoamericana
y mundial --incluyendo el gobierno de Estados Unidos y otros de la Unión
Europea- tomó protagonismo activo en sus ataques mediáticos
contra la Venezuela, el mayor reservorio de hidrocarburos del mundo.
Trasnacionales y burguesía nacional van tras el mismo botín:
apoderarse de la renta petrolera en manos de un Estado, que ha invertido
(parcialmente) en inclusión social.
La respuesta del gobierno venezolano a estas matrices
terroristas mediáticas ha sido reactiva y no proactiva, propositiva,
informativa. Ha estado basada en denunciología (propia de una
etapa de resistencia y no de construcción) y preocupación
por la solidaridad pasiva. Fueron mensajes inundados por consignas,
solicitadas (que nadie lee y otros, en el norte, archivan en sus bases
de datos), lamentos,... inmovilismo.
La falta de fuentes de información veraces, oportunas
y convocantes (para todos) facilita el trabajo de la derecha de imponer
imaginarios colectivos, a través de una prensa -radios, medios
cibernéticos fijos y móviles, televisoras, diarios, revistas-
totalmente cartelizada detrás del mensaje único, producido
por las usinas en el exterior.
El potencial ofensivo y el arsenal del terror mediático
es de temer: Andiarios agrupa a 53 periódicos en Colombia; Grupo
Diarios de América está compuesto por 11 diarios del continente
y el grupo Periódicos Asociados Latinoamericanos está
conformado por 18 grupos editoriales de 11 países de la región.
Es prácticamente toda la artillería mediática de
la derecha -a la que hay que sumar sus redes en cada país- en
ataque coordinado, cartelizado.
Sin tapujos, Nora Sanín, que dirige la asociación
de prensa Andiarios y lideró esta campaña, señaló
a la revista colombiana Semana: "Nosotros estamos haciendo política.
Y está bien que la hagamos, pues nuestra causa es defender un
derecho universal: la libertad de expresión"
Los grandes medios comerciales de comunicación
han incautado la libertad de expresión y la han, precisamente,
aprisionado para usarla como rehén. Ante ese poder los individuos
no valen nada. Los medios se han vuelto despóticos y despiadados,
como nunca lo llegó a ser reyezuelo o dictadorzuelo alguno. Una
vez que acusan-condenan no hay modo de apelar ante nadie.
Hay otros elementos que surgen concomitantemente. Uno,
las presiones, no solo de los esperables sectores que intentan la restauración
neoliberal, sino de la socialdemocracia europea (en especial francesa)
y latinoamericana, para abandonar "la locura" del camino hacia
el socialismo y, dos, las presiones para que la diplomacia del Vaticano
tenga protagonismo en el diálogo entre sectores enfrentados,
lo que ha despertado la indignación de varios movimientos sociales
a nivel regional.
Los thinktanks y las agencias publicitarias contratadas
para el golpe contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro,
con apoyo de ONGs ultraderechistas como Optor pusieron en marcha una
campaña con fotos de grupos de opositores formando la palabra
SOS, que tras su prueba en Venezuela bien podrá ser usado en
cualquier otro país de la región, como sucediera en Bolivia,
Ecuador, Honduras y Paraguay con los remakes del golpe mediático
de 2002.
La campaña, fue ampliamente difundida por las
grandes trasnacionales de la información: CNN y Fox News en EEUU,
El País, ABC y La Vanguardia en España; y los miembros
del Grupo Diarios de América en nuestra región. Es herramienta
para la consolidación mediática de un imaginario colectivo
de violencia, enfrentamiento e ingobernabilidad, mientras trata de generar
cansancio, desasosiego y zozobra en la ciudadanía.
El terrorismo mediático contra Venezuela se ha
internacionalizado, cartelizando 87 periódicos de la Sociedad
Interamericana de Prensa y los cinco megamonopolios mediáticos
del mundo, con su "verdad única" de manipulación
y falsedades. Es apenas un ensayo aplicable a cualquier otro país
de la región. Para aclarar: en Venezuela operan hoy 2.896 medios,
de los cuales 2.332 (65,18%) son privados, y apenas el 3,22% del sector
oficial. El resto, del sector comunitario-alternativo.
Hace 40 años, en América latina se necesitaban
fuerzas armadas para imponer, a través del terror, un modelo
político, económico y social. Hoy no hacen falta bayonetas
ni tanques: alcanza con el control del aparato mediático para
ello. La guerra es ´simbólica, y más efectiva que
una ofensiva militar. Es el bombardeo permanente de mentiras, manipulaciones,
mensajes e imágenes únicas que van imponiendo un imaginario
colectivo que facilita la reimposición de los modelos neoliberales.
Es un Plan Cóndor simbólico. ¿Estamos
preparados para enfrentarlo o nos conformaremos con la mera denuncia?
ARGENTINA
Esta historia vuelve a repetirse, en el sur del sur.
La Red de Observatorios Universitarios de Medios de Argentina ha puesto
en evidencia la forma en que el conglomerado periodístico que
encabezan el grupo Clarín y La Nación -seguido de un ejército
de expresiones informativas dependientes de ellos y que apuntan a la
desestabilización en torno tópicos económicos y
sociales-, tratando de crear escenarios de temor e incertidumbre.
La Red alerta sobre la meditada estrategia desplegada
por los grupos mediático concentrados y cartelizados para desacreditar
al gobierno y crear las condiciones de manipulación social necesarias
e imprescindibles para llevar adelante un golpe económico o de
mercado, contra las instituciones y la Constitución y señala
que "la sociedad debe estar alerta ante hechos que podrían
traducirse en una ofensiva desesperada y aventurera de los sector más
conservadores del privilegio, históricos violadores del Estado
de derecho".
Hoy Argentina afronta nuevamente una extorsión
financiera sin precedentes. Los especuladores que compraron bonos de
la deuda por 48 millones de dólares lograron en Nueva York una
sentencia de cobro por mil 500 millones. Este fraude retrata cómo
funciona el capitalismo actual, sistema que empuja a nuestros países
a más y más padecimiento. Los buitres se disponen a repetir
el mismo despojo que ya realizaron en otros lugares como Perú
y amenazan a toda la región.
Aunque el escenario afecta ahora a Argentina, deja bajo
las garras de estos rapaces cualquier deuda soberana. En 2014, la deuda
representa el 104% del Producto Bruto en EEUU, 93% en España,
132% en Italia, 129% en Portugal, 78% en Alemania, 175% en Grecia, 123%
en Irlanda, 90% en Reino Unido
El precedente de este fallo judicial va mucho más
allá del perjuicio contra Argentina, y pone en riesgo cualquier
futura reestructuración de deuda soberana. Con la mirada puesta
en la periferia europea, si se aplica el fallo de Griesa, ¿qué
motivos y garantías tendrían los bonistas para aceptar
una quita y extensión de los plazos de pago si este puñado
de especuladores terminará cobrando por vía judicial el
total del importe y en efectivo? Por otro lado, la aplicación
del fallo reduciría la seguridad jurídica y la reputación
de Nueva York como plaza financiera.
A nadie ha extrañado que los medios hegemónicos
argentinos hayan manejado la información y opinión para
cooptarse con la posición de los acreedores, denigrando y tratando
de ridiculizar la posición de su país, Argentina, en el
diferendo, e invisibilizando o minimizando la información referente
a los apoyos solidarios recibidos de todos los países latinoamericanos
y caribeños, del Grupo de los 77 (más de 120 países
emergentes más China), y de los BRICS, entre otros.
Su apuesta ha sido la de crear zozobra en la población,
ante una "inminente" corrida bancaria y cambiaria, ante el
embargo de los activos petroleros nacionalizados…
El verdadero problema es que el periodismo se ha convertido
en tan sólo un espejo de nuestro tiempo, abdicando de cualquier
función social, para limitarse a ser un abastecedor de la información
como una mercancía. Nuestros tiempos están marcados por
el neoliberalismo, y los vicios como la codicia y el individualismo,
se han convertido en virtudes, exaltadas desde Hollywood por la homogeneización
de los medios de comunicación.
El concepto de terrorismo mediático no parece
exagerado si se lo relaciona con un entramado de estrategias políticas,
económicas, sociales y psicológicas que buscan crear realidades
ficticias, miedos colectivos y convertir mentiras en verdades que permitan
manipular a la sociedad de acuerdo al conflicto y al enemigo en cuestión.
La llamada "propaganda negra" no es otra cosa
que la construcción de unos nombres, de unos relatos, de unas
categorías, de unas imágenes que ordenan los acontecimientos
a partir de un eje de destrucción del otro. Ese proceso se hace
ocultando la verdad y sobre todo mintiendo acerca de ella, señaló
Florencia Saintout, decana de Comunicación de la Universidad
argentina de La Plata en el diario Página 12.
A la espera de las primeras definiciones importantes
del juez neoyorquino Thomas Griesa, los fondos buitres volvieron a desparramar
por los medios la posibilidad de que la Argentina ingrese en un default
a partir del 30 de julio y posaron su anhelante mirada sobre los incalculables
recursos energéticos que posee el país en Vaca Muerta,
en el sur del país.
La American TaskForce Argentina (AFTA), el principal
fondo buitre en conflicto con Argentina, publicó una segunda
solicitada (aviso pago) en los diarios Clarín, La Nación
y El Cronista en la que resume su posición contra el país.
En su comunicado, los fondos buitre afirmaron que la Argentina está
"al borde del default", que sería "catastrófico"
que eso sucediera, y responsabiliza a "los líderes"
del país por no "sentarse a negociar".
Es más, las autoridades de la American TaskForceArgentin,
Robert Shapiro y Nancy Soderberg, concretaron el ansiado encuentro con
periodistas de La Nación, Clarín, Perfil e Infobae, a
quienes agasajaron con un "almuerzo de trabajo", en un hotel
Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires de Recoleta.
En el plano internacional, cosechó mucha repercusión
un reciente artículo del economista del George W. Bush Institute,
Bernard Weinstein un acérrimo defensor de la liberación
del mercado energético y del fracking-, publicado en Investor
Business Daily.
Bajo el título "Argentina: al borde del
default", Weinstein plante sin eufemismos que el país posee
una de las reservas todavía no desarrolladas de petróleo
más grandes del planeta, valuada en 250.000 millones de dólares.
Pero que si cae en cesación de pagos, se podrían caer
los recientes acuerdos firmados con compañías hidrocarburíferas,
como el de Chevron, que implicó una inversión de 1.600
millones para este año y hasta 15.000 millones en un futuro.
"Como Chevron, otros inversores extranjeros probablemente podrían
esperar o pedir condiciones más favorables para participar",
sostuvo el especialista conservador.
Weinstein se opuso abiertamente a la recuperación
de la estatal petrolífera YPF y planteó en otros escritos
la posibilidad de dictar leyes para prohibir futuras nacionalizaciones
y aplicar contratos con empresas extranjeras que duren más de
50 años, para protegerlas de embargos ordenados por el gobierno
argentino.
Ante este escenario, el economista y catedrático
argentino Agustín D`Attellis, remarcó que el objetivo
de los buitres y la ATFA es claro: "Van por Vaca Muerta, y lo hacen
pretendiendo asustar con la posibilidad del default técnico".
"Se trata, en definitiva, de presentar un escenario apocalíptico
para realizar un negocio privado porque además, tanto los fondos
como este economista, gritan a quien quiera oír, la importancia
de por ejemplo, desregular los mercados energéticos", agregó
el profesional a la prensa.
Muchas veces los medios toman como palabra "santa"
las recetas de ciertos economistas pero no informan a qué intereses
responden. Tal es el caso de Claudio Loser, un ex funcionario del FMI
y lobista del Instituto para el Diálogo Interamericano, organización
que promueve los intereses de EEUU en América Latina que asesora
y colabora con los fondos buitre contra su propio país. En televisión
argentina, Loser destacó que "Se acabó la fiesta
(en Argentina) llegó el momento de la verdad, ninguna solución
va a ser fácil. Pero (hay que hacer) un tipo de ajuste ordenado".
La Argentina publicó una solicitada en diario
más influyente de Francia, el vespertino Le Monde, como ya había
hecho en los principales diarios de Estados Unidos (The Wall Street
Journal), Reino Unido (The Times y Financial Times), Alemania (FrankfurterAllgemeineZeitung)
y España (El País).
En tanto no tienen empacho alguno en fustigar, tergiversar,
digitar y hasta mentir en relación a lo que ocurre en Argentina
y Venezuela, los mismos medios hegemónicos pueden determinar
que "no es noticia" el hecho que los grandes bancos internacionales,
también grandes avisadores de sus publicaciones, sean multados
en centenas de millones de dólares por actividades fraudulentas
y sigan operando como si nada hubiera pasado.
Cada mes, los bancos son multados en decenas de millones
de dólares por actividades fraudulentas, pero esto ya no es noticia
para los medios hegemónicos, muchos de ellos propiedad de estos
mismos bancos .Para salvar a los bancos, los europeos han gastado unos
mil dólares por habitante. En 2012, sólo en España,
salvar a los bancos fue más caro que la asignación anual
en educación y salud.
Estos medios cartelizados por supuesto que tampoco dimensionan
la gravedad de hecho que esos mismos bancos y grupos financieros privados
estafadores, reciben ayudas públicas multimillonarias a libro
cerrado, denominadas con el eufemismo de "salvatajes. Lo cierto
es que no hay voluntad para resolver ni un solo problema global, desde
el medio ambiente al hambre, desde el desarme nuclear a la inmigración,
hasta los controles sobre el capital a paraísos fiscales, donde
está depositado diez veces el capital necesario para resolver
el hambre, la salud y la educación en todo el mundo.
ALAI, agosto de 2014. |
jueves, 21 de agosto de 2014
BUITRES Y DESESTABILIZADORES MEDIÁTICOS
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