Una nueva categoría “El Imperialismo como fase superior del Capitalismo”
En varios de nuestros artículos tratamos
de exponer a los usuarios el tema de la crisis de valores en nuestra
sociedad, que luego de siglos de buscar el humanismo nacido a partir de
la revolución francesa en el siglo XIX, donde surgieron los nuevos
postulados de una sociedad diferente, los principios de la equidad, con
su llamado a la “igualdad, fraternidad y solidaridad”. En este período
se postularon ideas de emancipación, que fueron enarboladas en nuestro
continente por el proceso independencia hace más de 200 años.
La explotación y el exterminio de los
pueblos originarios fueron parte de una colonización a sangre y fuego,
los valores de una sociedad feudal impuesta por los españoles y
portugueses que no apostaban al desarrollo, sino al robo de las riquezas
para las coronas ibéricas. Realidad que marco un modelo de
subdesarrollo en el nuevo continente latinoamericano, que mantiene aún
las bases de nuestras economías mono productoras, así como nuestra
dependencia de los centros de poder.
En esta breve puntualización de algunos
factores políticos y económicos de la conquista, es bueno señalar que el
Siglo XIX marcó una nueva era en el pensamiento humano. El término
humanismo, el socialismo, el movimiento obrero, marcaron importantes
ideas y modelos de sociedad humanizada. La idea de una sociedad de
igualdad y solidaridad surgió en el marco de muchos pensadores
revolucionarios, desde las primeras nociones humanistas de J. Jacobo
Rousseau, sobre el tema de la desigualdad y su propuesta de contrato
social, que trataba de dar una explicación a las diferencias entre los
hombres, condenando el poder de las clases económicas
Entre la desaparición del feudalismo
como modelo de explotación económica, surgen nuevas clases sociales,
como la Burguesía que controla al comienzo las primeras iniciativas
capitalistas, hasta lograr posteriormente el control de las grandes
industrias en un proceso de violencia política y guerras imperiales,
para adueñarse de Europa y de las colonias en los otros continentes.
Surgen teorías socialistas y humanistas como propuesta anti capitalista
Ante esta realidad de la explotación, a
escala mundial surge el pensamiento de los socialistas utópicos y el
marxismo como teoría socialista, los cuales buscan respuestas al modelo
capitalista. En esa realidad económica y política surge el pensamiento y
la filosofía de Karl Marx. Sus definiciones económicas y la
investigación de las leyes de la dialéctica en el proceso social e
histórico, revolucionan la mitad del siglo XIX. Su llamamiento a los
trabajadores a organizarse para defender sus derechos, lo transforman en
el eje revolucionario de los movimientos sociales. Sus constantes
trabajos en revistas que el mismo dirigía, fueron censurados en Francia y
Alemania.
Marx nunca aceptó el apodo de padre del
marxismo, desestimó en vida una apología a su persona, no se consideraba
de ningún modo el fundador del socialismo ni despreciaba a los
pensadores anteriores y contemporáneos, como puede comprobarse en la
siguiente cita: “En cuanto a mí, no me cabe el mérito de haber
descubierto ni la existencia de las clases en la sociedad moderna ni en
su lucha entre sí”.
Su gran aporte en lo económico fue
definir en el concepto de plusvalía, la raíz de la explotación de los
trabajadores, al demostrar que la ganancia del capitalista no estaba en
la venta de la mercancía sino en la apropiación del valor real del
trabajo que encerraba cada una de ellas, al pagar menos a la fuerza
laboral, le quedaba otra ganancia acumulable, la cual encubría como
costo de producción.
Una nueva categoría “El Imperialismo como fase superior del Capitalismo”
A finales del Siglo XIX y en las
primeras décadas del Siglo XX, se ampliaban los debates en la II
internacional, donde se concebía al capitalismo solo como un modelo
político, pero en sus estudios y en su trabajo “El Imperialismo como
fase superior del Capitalismo”, demostrando que el capitalismo mutó a un
modelo monopólico, generando de esa manera una nueva forma de
explotación, de esta manera caracterizaba Lenin a la trasformación de
este modelo capitalista:
1. El imperialismo es el capitalismo altamente desarrollado, cuya esencia económica es el Monopolio.
2. El nuevo papel de los bancos y
la fusión de estos con el capital industrial lleva a la formación del
capital financiero, y al poder de la oligarquía financiera.
3. La exportación del capital
adquiere una gran importancia, respecto a la exportación de mercancías,
característica de la fase precedente.
4. La formación de asociaciones
capitalistas internacionales, que se reparten el mundo, y la terminación
del reparto territorial del planeta entre las potencias capitalistas
más importantes.
La crisis de valores y la búsqueda de un modelo humanista
Estas definiciones sobre imperialismo,
así como la caracterización de Marx, sobre la explotación en su
definición de la plusvalía, son algunas de las premisas imposibles de
soslayar en cualquier modelo de socialismo, porque el empirismo y el
idealismo sin teoría no logran crear una propuesta humanista, donde los
valores de igualdad y solidaridad deben ser parte de la conciencia
social.
No concebimos que sólo un modelo teórico
de sociedad pueda ser la llave a las transformaciones populares, la
falla de otros modelos anteriores de socialismo, como el de la URSS y el
Campo Socialista, se sustentaron en una separación del Estado de los
sectores populares, abandonaron la unidad Estado-Poder Comunal. Debemos
construir una propuesta con las premisas históricas, con las
características culturales y étnicas, como planteaba Carlos Mariátegui,
en el tema de la cultura de los pueblos originarios, como lo ha
planteado Evo Morales, ellos son parte de nexos culturales y sociales,
tampoco el concepto de un Continente Mestizo, no puede obviarse en la
construcción de una nueva sociedad para nuestros pueblos.
Pero por otra parte debemos enfrentar
los antivalores en nuestra sociedad del capitalismo, como son el
consumismo, el individualismo, la falta de solidaridad, la competencia.
Estas características ha creado en el pueblo una pérdida de la
conciencia social, que se refleja en nuestras comunidades, donde el
ventajismo se impone creando falsos dirigentes, que no comprenden el
trabajo comunitario. También debemos formar servidores públicos, porque
nuestras sociedades están plagadas de burócratas que no cumplen sus
funciones, generando problemas sociales, como el mal funcionamiento de
cualquier proyecto económico, como la falta de una contraloría
eficiente. Es indispensable cambiar los hábitos de nuestra sociedad,
cualquier modelo social o socialista se debe sustentar en la eficiencia,
en la productividad y en la participación popular.
diegojolivera@gmail.com
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