La candidata Marina da Silva y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. |
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POR EMIR SADER
La campaña presidencial
brasileña estaba aburrida. El Gobierno tratando de, con el comienzo
del horario electoral en la TV, presentar todos sus incuestionables
logros, además de contar con la presencia constante de Lula,
para tratar de ganar en primera vuelta prevista para el próximo
mes de octubre.
La oposición ya sentía haber agotado su
arsenal de instrumentos para intentar por lo menos ir a la segunda vuelta,
con sus dos principales candidatos, sumando votos de candidatos chicos,
haciendo manipulaciones de las encuestas, encadenando denuncias cada
vez más grotescas en contra del Gobierno. Un clima de desánimo
se instauraba en la oposición, constatando que sus candidatos
no levantaban vuelo para desafiar a Dilma Rousseff.
El accidente que llevó a la muerte a Eduardo
Campos, candidato que había salido de la esfera del Gobierno
para sumarse a la oposición, plantea nuevas alternativas a la
campaña. La perspectiva inmediata es que Marina da Silva, su
vice, asumiera como candidata. Con más popularidad que Campos
y con la posibilidad de movilizar a una parte de los que se declaran
indecisos o definidos por votos nulos o en blanco, o incluso por la
abstención, ella podría cambiar el rumbo de la disputa.
La derecha, desanimada con el desempeño de sus candidatos -AecioNeves
y Eduardo Campos- y con la perspectiva de un triunfo de Dilma Rousseff
en primera vuelta, se excitó con la posibilidad de un cambio
en el escenario. Inmediatamente los medios -asumidos por una dirigente
de Folha de Sao Paulo en las elecciones de 2010 como 'partido de la
oposición'- se pusieron en campaña para que Marina sea
la candidata.
Encuestas, declaraciones de familiares de Campos, descalificación
de dirigentes del Partido Socialista al que pertenecía Campos
fueron puestos en marcha para promover la candidatura de Marina. La
derecha quiere que ella sea su tabla de salvación. Ya no importan
las objeciones que tenían de ella, sea de criterios políticos,
sea de idiosincrasias personales. Como siempre se han orientado en la
campaña, se impone el criterio de 'todos en contra de Dilma'.
¿Cuáles son los eventuales obstáculos
a una candidatura de Marina, si los medios, el 'mercado', etc., están
a su favor, para por lo menos tratar de llevar la disputa hacia la segunda
vuelta? Es que para el PSB no es fácil entregarle la candidatura
y la herencia de Campos a ella sin garantías, dado que ella ya
declaró que está de paso en el PSB, solo porque no había
logrado las firmas suficientes para registrar su partido y que enseguida
después de las elecciones abandonará ese partido para
seguir con la construcción del suyo. El PSB necesitaría
garantías de parte de Marina, lo que podría expresarse
en la opción por quién sería su candidato a vicepresidente.
Pero para Marina, conforme declaraciones de sus asesores,
al contrario, es ella quien quiere pedir garantías al PSB de
que tendrá la conducción real de la campaña. Esas
diferencias, sumadas a la idiosincrasia compleja de Marina, pueden llevar
a desentendimientos e incluso a una decisión de ella de no candidatearse
o, en medio de la campaña, renunciar.
Hoy por hoy, a la derecha no le importa nada no haber
apoyado de entrada a Marina. Ni cómo gobernaría, con qué
apoyos, etc. Basta dificultar la vida a Dilma Rousseff, llegar a la
segunda vuelta. La derecha está dispuesta a abandonar a AecioNeves
y concentrar fuerzas en Marina con tal de conseguir ese objetivo.
Vendrán ahora encuestas que buscan aprovechar
el clima de duelo por la muerte de Campos, para intentar inviabilizar
cualquier alternativa que no sea la candidatura de Marina da Silva,
buscando redistribuir los naipes del juego. En medio de esa campaña,
este 19 de agosto comienza el horario de campaña electoral en
la TV, donde el Gobierno dispone de mucho más tiempo que la oposición,
tiene logros para mostrar y dispone del más grande elector, Lula,
para consolidar su base y, eventualmente, ganar nuevos votantes que
podrían neutralizar los efectos de la nueva campaña de
la derecha. En medio de eso, la víctima más grande puede
ser AecioNeves, ya atacado por los medios por sus debilidades, que puede
dejar el segundo lugar en las encuestas para dar lugar a la polarización
Dilma-Marina.
El Telégrafo, Ecuador, 19 de agosto de
2014. |
jueves, 21 de agosto de 2014
ELECCIONES PRESIDENCIALES EN BRASIL: LA DERECHA QUIERE QUE MARINA DA SILVA SEA SU SALVACIÓN
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