El paro que se adelanta en Colombia
desde el pasado 19 de agosto, citado por diversos sectores relacionados
con el agro colombiano, no es solamente el resultado de reivindicaciones
específicas y coyunturales, es la expresión de la crisis en la que se
ha sumido al campo colombiano y con él a municipios y ciudades,
empobrecidos por un modelo de despojo y acaparamiento territorial.
Actualmente, la concentración de tierras
en pocas manos se conjuga con un modelo de corporativización en el que
la entrada de las transnacionales se ampara en la reforma e implantación
de leyes diseñadas a su favor, y una creciente política de comercio
internacional que
impone Tratados de Libre Comercio y acuerdos bilaterales sin la aprobación de quienes resultan directamente afectados.
Cada vez más personas son desplazadas de
las áreas rurales para la implementación de megaproyectos
minero-energéticos y agroindustriales, acrecentando el empobrecimiento y
vulnerabilidad del campo y la ciudad, y descomponiendo las culturas y
relaciones comunitarias de la ruralidad colombiana.
Bajo estas circunstancias y luego de
una larga lista de acuerdos incumplidos por el gobierno colombiano con
sectores agrarios y en general con el campesinado, como ha sido
reconocido abiertamente por Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, y
como ha quedado registrado luego del pasado paro cafetero del primer
semestre del año, el llamamiento al Paro Nacional Agrario y Popular ha
sido atendido en las veredas y carreteras. Hoy también se suman a esta
exigencia de justicia social y ambiental miles de personas que se
movilizan en las avenidas, universidades y plazas de mercado, entre
muchos otros lugares, para defender la vocación agrícola, los ríos y las
formas tradicionales de vida.
Como ambientalistas manifestamos nuestro
apoyo al campesinado y a sus justas luchas y reivindicaciones.
Entendemos la legitimidad del paro y la movilización popular por la
urgente necesidad de construir conjuntamente un camino de respeto por la
vida y la naturaleza, un país en el que se valoren los saberes
ancestrales y no se criminalice a las y los campesinos a través de
normativas de producción de alimentos que prohíben el uso de semillas
criollas, crianza de gallinas criollas, y la producción y
comercialización de la leche y la panela artesanal, producto de la
herencia que la naturaleza les ha entregado como legado de sus
ancestros. Estas formas de producción y esta tradición, que han sacado
adelante a generaciones de colombianas y colombianos, ahora se pretenden
hacer ajenas a sus propios territorios, para representar un campo sin
campesinos para la ganancia trasnacional.
Por medio de esta comunicación señalamos
a la comunidad nacional e internacional y a sus organizaciones
ambientalistas y de derechos humanos que frente a las demandas
presentadas, y
desde el inicio Paro Nacional Agrario y
Popular, el gobierno nacional respondió con una fuerte represión
policial y militar que tras una semana de movilizaciones ya dejaban como
saldo varios heridos con diversos tipos de armas, y cientos de
denuncias por uso desmedido de la fuerza. Por otro lado, se intentó
invisibilizar las acciones que se desarrollaban en el marco del paro
nacional, atacando a los periodistas de medios de comunicación
alternativos que se encontraban cubriendo los hechos, medidas que
entendemos como claras violaciones a la libertad de prensa y a las
garantías de movilización pacífica y que se consagran en la constitución
y las leyes.
Rechazamos la detención del compañero
Huber de Jesús Ballesteros Gómez, vicepresidente nacional del Comité
Ejecutivo de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria
-FENSUAGRO-, que ejemplifica una vez más la sistemática persecusión a
la protesta social y en contra de los líderes y liderezas populares y
sindicales. Asimismo, rechazamos todas las acciones violentas del
Escuadrón Móvil Antidisturbios de la policia contra los manifestantes a
lo largo y ancho del país, y las agresiones de las que han sido objeto
en el departamento de Nariño los integrantes del Coordinador Nacional
Agrario -CNA-, en donde al momento se encuentran varias personas y
líderes heridos por la acción desmedida de la fuerza pública.
Hacemos también un llamado a las y los
colombianos y a la comunidad internacional para que apoyemos y
acompañemos la justa lucha de quienes a diario producen los alimentos
que consumimos, defienden las fuentes de agua que nos proveen, y
mantienen las tradiciones que nos identifican como pueblos. Convocamos
para que estemos vigilantes y activos en las protestas y movilizaciones
exigiendo al gobierno nacional que respete el derecho a la protesta
pacífica, no se
ordenen más actos de represión y
violación de los derechos fundamentales, y se abra el espacio de
negociación nacional, atendiendo seria y responsablemente los argumentos
que el pueblo movilizado ha manifestado y que hacen evidente el fracaso
de la política económica en el agro, la
imposición e implementación de los
Tratados de Libre Comercio y la nefasta combinación con la política
minero – energética, contradicciones estructurales que han llevado a
esta situación.
Por justicia social y
ambiental, no a la mercantilización de la vida.
CENSAT Agua Viva – Amigos de la Tierra
Colombia
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