Leonidas Escalante y Florencia Cordero de Escalante tienen una historia similar, casi idéntica a la de Franklin Brito. Pero indudablemente no compartían en modo alguno el comportamiento patológico de Brito. A ellos le pasó lo mismo, que de ninguna manera fue una expropiación, sino una perturbación en la posesión. Su vecino ganadero, Rafael Damico Baquero, les soltó el ganado en su plantación de maíz en el fundo Caratal, sector “Caratal”, Parroquia Guarataro Municipio Sucre del Estado Bolívar.
La historia (los expedientes judiciales contienen historias bien divertidas y es este ) cuenta que en julio de 2005 sembraron 20 hectáreas de maíz con una inversión de mas de 25 millones de bolívares de los viejos, obtenidos con un crédito otorgado por Fondafa, y estimaban cosechar unos 60 mil kilos.
En octubre un lote de ganado de Damico entró en la plantación y causó daños en un 80% del cultivo. El vecino agresor, dueño del fundo La Chupadera, fue informado y se comprometió a cancelar los daños, “cosa que nunca hizo”.
El 8 de marzo de 2006 las vacas (y algun toro me imagino) volvieron a ingresar al maizal. Eran 50, según contaron, las cuales terminaron de destruir lo que quedaba. Avisaron a la policía de Guarataro (para eso es la policia, ¿o no?) y los funcionarios hicieron una inspección el día 10. Allí encontraron 47 vacas (casi 50) y determinaron que estaban marcadas con el hierro “R))5” propiedad de Damico. Los policías se fueron a La Chupadera, y allí hablaron con el encargado que reconoció que ese ganado era de ellos.
El relato judicial no dice si Leonidas y Florencia pensaron en cortarse un dedo o en hacer huelga de hambre. Lo que sí dice es que se fueron a la Procuraduría Agraria Regional de Bolivar 1 y alli formularon la denuncia con el fin de que se iniciaran las acciones legales para garantizar su “propiedad o posesión agraria” según lo establece la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. Las acciones, que se realizan en los tribunales agrarios y no en las plazas de Caracas como hizo Brito, las asumió la Procuraduría Agraria (para eso esta la Procuraduría, son los abogados de los sujetos de la Reforma Agraria, como era también Brito) en la persona de la abogada Danitza Figuera.
Para hacer corta la historia (y mas arriba tienen el vinculo web) en septiembre de 2006 presentaron la demanda contra el perturbador Damico (y no contra Chávez, que ni sabría de la existencia de Damico y sus 50 vacas superpoderosas) en el JUZGADO PRIMERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL, AGRARIO, Y DEL TRANSITO DEL PRIMER CIRCUITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO BOLÍVAR JURISDICCIÓN AGRARIA, que la admitió en octubre, y ahi empezó el juicio.
Eso realmente no fue muy corto que se diga. Así funciona la justicia, lenta, pesada, ineficiente. Pero funciona, para despecho de los disociados. Y a pesar de la tardanza ni Leonidas ni Florencia se fueron a Globovisión ni a la OEA y mucho menos se pusieron a pasar hambre. Cabría suponer que siguieron trabajando, produciendo y echándole bolas como hacemos la mayoría de los venezolanos. Por fin, el 11 de noviembre de 2008 (mas de dos años después) salió la sentencia que condenó a Damico a resarcir los daños: en total le condenaron a pagarle a los Escalante mas de 35 mil bolívares y además a cancelar las costas del proceso.Lo mismo que les pasó a Leonidas y a Florencia le pasó a Brito. Y el perturbador fue el mismo Damico. “Igualitico”, le metió las vacas en un sembradío de 10 hectáreas de yuca y 5 hectáreas de patilla, ubicadas en su fundo “La Iguaraya”.
Eso fue en mayo de 2003 y además incluyó el cierre por parte del ganadero de la única vía de acceso al fundo de Brito. (El vinculo web de la historia de Brito eseste ). Es decir una clara perturbación de la posesión agraria según lo establecido en la Ley de Tierras y el propio Código Civil.
Pero resulta que Brito en lugar de actuar contra el perturbador, perfectamente identificado y con una responsabilidad especifica, decidió actuar contra el gobierno. Alegaba que Damico le metió las vacas porque el Estado a través del INTI le otorgó una Carta Agraria sobre los terrenos que ya venia trabajando y que conforman el fundo La Chupadera.
Algo asi como demandar al Instituto de Transito Terrestre por haberle dado la licencia de conducir al conductor que te chocó por imprudente y abusador. Es bueno indicar que estos elementos de la historia surgen del propio relato de Brito en su solicitud de amparo ante el TSJ presentado en agosto de 2006. Y es indispensable precisar dos cosas fundamentales: 1) Las perturbaciones a la posesión de Brito las realizó únicamente un particular, y nunca el Estado ni ninguno de su órganos, y 2) Las cartas agrarias otorgadas no abarcaban la posesión de Brito sino una vía de penetración o servidumbre de paso que debía ser respetada según las disposiciones del Codigo Civil. Brito nunca informa cual es el área solapada entre su posesión y la posesión reconocida a través de las Cartas Agrarias a Damico y a la señora Concepción Antoima Fajardo.
En este punto el gobierno la empezó a embarrar. Como Brito se fue a la Plaza Miranda y se cortó un dedo (un pedacito del dedo chiquito) convirtieron el caso en un asunto de Estado. Se metió el Ministerio del Interior y decidieron resolver el asunto a punta de real. Le dieron 70 millones (que era bastante dinero para la época), un tractor y algunos otros regalitos. Incluso le acomodaron el camino de acceso al fundo y le repararon un carro.
Y el hombre se encebó: igual que pasa con los chantajistas. Si cedes la primera vez, perdiste. ¿Si el gobierno nunca perturbó a Brito a cuenta de que le dió esos reales? Al dárselos comenzaba a asumir la responsabilidad. Y para ser justos hay que decir que quien “politizó” el asunto fue el propio Gobierno, cuando se trataba en realidad de un caso administrativo y litigioso entre dos particulares, ambos sujetos de la Reforma Agraria y sometidos a la legislación y a la jurisdicción agraria. ¿Cuál era el riesgo para el gobierno de que Brito se cortara un dedo alegando no sé que cosa absurda e incomprensible sobre unas tierras, una liquidación y un despido injustificado? Sencillamente ninguno.
A estas alturas, una vez muerto, se podría decir que Brito fue una víctima, una víctima de quienes lo utilizaron como parte de una campaña anticomunista, bien estructurada y coherente, con el argumento de la defensa de la “propiedad privada”. Así convirtieron una simple perturbación a la posesión por parte de un particular, en una expropiación arbitraria ejecutada por el Estado.
Si Brito es una víctima solo lo sería de su propia ambición, de sus delirios y de sus fantasmas. No sé si estaba loco, no lo creo en verdad. Lo que si sé es que solo él y mas nadie es el culpable de su muerte.
Victor Hugo Majano
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