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Aníbal Velásquez, Alfredo Gutiérrez, Adolfo Pacheco y Lisandro Meza planean trasmitirle, de manera formal, todo su conocimiento sobre la música sabanera a las nuevas generaciones a través de un proyecto de su autoría al que han denominado “Un Legado de los Maestros”.
Los juglares estuvieron hoy en Cartagena de Indias presentándole de manera formal el proyecto alrector de la Universidad de Cartagena, Germán Sierra Anaya, con quien estuvieron conversando de la importancia de rescatar las tradiciones culturales de la región.
Los cantautores explicaron que el proyecto fue radicado hace 15 días en la Goberbación de Bolívar, ya que están en la etapa de tocar puertas a las diferentes instituciones privadas y estatales para conseguir los fondos que requiere la iniciativa. En los próximos días, lo estarán, también radicando a los ministerios de Cultura y Comunicaciones.
“Uno de nuestros propósitos es rescatar la música sabanera, exigirle a los ministerios de Cultura y de Comunicaciones el cumplimiento de la ley de 1948 que reza que las emisoras difundan la música colombiana. Esto es necesario para que las nuevas generaciones conozcan su identidad folclórica. Los niños de hoy usted los escucha cantando más regaetón que un porro o un fandango, pero ellos no tienen la culpa porque de eso los inundan los medios de comunicación, desde que nacen”, aseguró Alfredo Gutiérrez.
EL PROYECTO
Para gestionar el proyecto, los maestros se unieron en la “Corporación Juglares del Caribe” dirigida por el comunicador social, René Arrieta y de la que también hace falta la periodista Marta Amor.
“Es un proyecto con tres componentes: uno educativo en el que se programarán talleres y cursos en los centros culturales y educativos de primaria, bachillerato y superior, los cuales serán dictados por un colectivo de juglares, tanto activos en el escenario, como otros que están inactivos, pero que tienen toda la sapiencia y experiencia para hacerlo”, expresó Amor.
En este primer componente se proyecta interactuar con los músicos de conservatorios para que aprendan a fusionar la música sabanera en los formatos clásicos y de jazz.
El segundo factor es festivo artístico y apunta a institucionalizar un gran festival como el de laHamaca Grande (el cual este año no se ha programado) y una serie de presentaciones de los maestros en todo el país. El tercer elemento es de promoción y difusión y contempla la elaboración de documentos y memorias audiovisuales de los juglares, fotografías y libros sobre la vida y obra de los artistas.
LAS RAZONES
Los juglares promotores del proyecto explicaron las razones por las que consideran importante el apoyo a este “plan de contingencia cultural”.
Lisandro Meza (55 años de vida artística): “A los jóvenes músicos de hoy les falta conocimiento porque no hay escuelas. Ellos creen que toda la música que se hace con acordeón es vallenato y no es así. Por algo nuestro legado no es desechable a diferencia de la música de hoy en día. Las canciones de Alfredo, de Aníbal, de Adolfo y las mías siguen hoy vigentes. Yo acabo de llegar de una gira por el Canadá y la otra semana salgo a una en Estados Unidos”.
Aníbal Velásquez (59 años de vida artística): “Da nostalgia sentir como en el exterior aclaman nuestra música y como en nuestro país nos cambian por la música que viene de afuera. La música colombiana necesita de locutores ilustrados que entiendan la importancia de su labor y no cobren dinero por poner a sonar a los artistas. Yo acabo de llegar de Europa, estuve en Holanda, Alemania, Atenas y para mí fue emocionante como aclamaban mi guaracha.”
Alfredo Gutiérrez (52 años de vida artística): “Los juglares trabajamos más afuera de Colombia que aquí. Yo me considero un privilegiado porque sin ser el artista de moda, soy de los famosos de la vieja ola que es reconocido por los niños, debido a mi show y hago muchas presentaciones en el interior del país. Pero hace falta más difusión de nuestra música”.
Adolfo Pacheco (compone desde los tres años de edad): “Hay que rescatar el porro, el fandango, la cumbia, el paseo y enseñarle a los músicos jóvenes a diferenciarlos para que la tradición siga viva. Si no hacemos esto corremos el riesgo de perder identidad. Actualmente se está formando un movimiento fuerte de compositores que somos los que al fin y al cabo aportamos la materia prima de la música”.
Los juglares estuvieron hoy en Cartagena de Indias presentándole de manera formal el proyecto alrector de la Universidad de Cartagena, Germán Sierra Anaya, con quien estuvieron conversando de la importancia de rescatar las tradiciones culturales de la región.
Los cantautores explicaron que el proyecto fue radicado hace 15 días en la Goberbación de Bolívar, ya que están en la etapa de tocar puertas a las diferentes instituciones privadas y estatales para conseguir los fondos que requiere la iniciativa. En los próximos días, lo estarán, también radicando a los ministerios de Cultura y Comunicaciones.
“Uno de nuestros propósitos es rescatar la música sabanera, exigirle a los ministerios de Cultura y de Comunicaciones el cumplimiento de la ley de 1948 que reza que las emisoras difundan la música colombiana. Esto es necesario para que las nuevas generaciones conozcan su identidad folclórica. Los niños de hoy usted los escucha cantando más regaetón que un porro o un fandango, pero ellos no tienen la culpa porque de eso los inundan los medios de comunicación, desde que nacen”, aseguró Alfredo Gutiérrez.
EL PROYECTO
Para gestionar el proyecto, los maestros se unieron en la “Corporación Juglares del Caribe” dirigida por el comunicador social, René Arrieta y de la que también hace falta la periodista Marta Amor.
“Es un proyecto con tres componentes: uno educativo en el que se programarán talleres y cursos en los centros culturales y educativos de primaria, bachillerato y superior, los cuales serán dictados por un colectivo de juglares, tanto activos en el escenario, como otros que están inactivos, pero que tienen toda la sapiencia y experiencia para hacerlo”, expresó Amor.
En este primer componente se proyecta interactuar con los músicos de conservatorios para que aprendan a fusionar la música sabanera en los formatos clásicos y de jazz.
El segundo factor es festivo artístico y apunta a institucionalizar un gran festival como el de laHamaca Grande (el cual este año no se ha programado) y una serie de presentaciones de los maestros en todo el país. El tercer elemento es de promoción y difusión y contempla la elaboración de documentos y memorias audiovisuales de los juglares, fotografías y libros sobre la vida y obra de los artistas.
LAS RAZONES
Los juglares promotores del proyecto explicaron las razones por las que consideran importante el apoyo a este “plan de contingencia cultural”.
Lisandro Meza (55 años de vida artística): “A los jóvenes músicos de hoy les falta conocimiento porque no hay escuelas. Ellos creen que toda la música que se hace con acordeón es vallenato y no es así. Por algo nuestro legado no es desechable a diferencia de la música de hoy en día. Las canciones de Alfredo, de Aníbal, de Adolfo y las mías siguen hoy vigentes. Yo acabo de llegar de una gira por el Canadá y la otra semana salgo a una en Estados Unidos”.
Aníbal Velásquez (59 años de vida artística): “Da nostalgia sentir como en el exterior aclaman nuestra música y como en nuestro país nos cambian por la música que viene de afuera. La música colombiana necesita de locutores ilustrados que entiendan la importancia de su labor y no cobren dinero por poner a sonar a los artistas. Yo acabo de llegar de Europa, estuve en Holanda, Alemania, Atenas y para mí fue emocionante como aclamaban mi guaracha.”
Alfredo Gutiérrez (52 años de vida artística): “Los juglares trabajamos más afuera de Colombia que aquí. Yo me considero un privilegiado porque sin ser el artista de moda, soy de los famosos de la vieja ola que es reconocido por los niños, debido a mi show y hago muchas presentaciones en el interior del país. Pero hace falta más difusión de nuestra música”.
Adolfo Pacheco (compone desde los tres años de edad): “Hay que rescatar el porro, el fandango, la cumbia, el paseo y enseñarle a los músicos jóvenes a diferenciarlos para que la tradición siga viva. Si no hacemos esto corremos el riesgo de perder identidad. Actualmente se está formando un movimiento fuerte de compositores que somos los que al fin y al cabo aportamos la materia prima de la música”.
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