Después de 189 años de haberse instalado el Congreso anfictiónico
convocado por el Libertador Simón Bolívar, están en armonía la mayoría
de las repúblicas de América Latina. Es de gran expectativa la reunión
de los países americanos en la VII Cumbre de las Américas, existen
varios puntos de gran importancia que rodean este evento tan
trascendente en lo que se refiere al destino y las relaciones de las
treinta y cinco Repúblicas concentradas en Panamá. No es para menos que
surjan tensiones, pues la geopolítica del mundo ha girado desde 1998, en
torno a las propuestas surgidas desde Venezuela, que hoy es el eje
donde se mueven las políticas y la diplomacia de naciones del sur.
Nuestros pueblos, antes sometidos, saqueados, invadidos y dependientes,
empiezan a despuntar como una gran avalancha en medio del poderío
yanqui, que luce debilitado ante la unidad de lo que antes se denominó
el patio trasero de los Estados Unidos. La presencia de la República de
Cuba luego de estar ausente durante 53 años, tras ser expulsada de la
OEA en 1962, es indicio de un cambio importante en las relaciones de los
países de este continente.
Venezuela en la primera Cumbre de las Américas, realizada en Quebec
(Canadá) el año 2001, tuvo una posición contraria al ALCA (Alianza de
Libre Comercio para las Américas) propuesta por los Estados Unidos, que
más adelante fue derrotado, surgiendo la ALBA o Alianza Bolivariana
Nuestra Americana. Esa es una de las razones por las que el Presidente
Hugo Chávez fue sometido a un golpe de estado en el año 2002, pues se
trató de impedir el surgimiento de una nueva correlación de fuerzas en
este territorio americano.
Pero no sólo la presencia de Cuba es el tema candente en esta VII Cumbre
de las Américas, sino también la situación de Puerto Rico y su lucha
por independizarse de los Estados Unidos. También Venezuela exige al
ejecutivo norteamericano la derogación del decreto de amenaza, que pone
en peligro su soberanía y estabilidad. Esa actitud política del gobierno
gringo ha tratado de ser banalizada por ellos mismos. La subsecretaria
de estado Roberta Jacobson en primer término le restó importancia a la
decisión del Presidente Obama y, por otra parte, se preocupa por el
apoyo de Latinoamérica a la patria de Simón Bolívar.
La reciente aclaratoria del Presidente Obama afirmando que Venezuela no
es una amenaza, evidencia la influencia y fuerza que tiene nuestro país
en el resto del mundo. Es una demostración de que el aislamiento al que
nos querían someter se convirtió en efecto búmeran contra la primera
potencia mundial y hoy es palpable el reagrupamiento latinoamericano y
la multipolaridad en el sentido del apoyo de china y Rusia, el grupo de
los 77, los países no alineados a nuestra nación que vuelve a dar el
grito de liberación y anti colonialismo. Puedo afirmar que el planeta
marcha hacia un equilibrio de naciones. La reconsideración hacia
Venezuela por el gobierno estadounidense ejemplifica la importancia de
la unidad de las naciones latinoamericanas para afrontar las vicisitudes
políticas y económicas. Hoy más que nunca no estamos solos, la derecha
internacional mediante sus ex presidentesconspiran y exigen liberar a
los políticos que exacerbaron la violencia y destrucción en las calles
de Venezuela, pero no tienen la moral ni la fuerza para lograrlo.
Venezuela definitivamente se convirtió en el paradigma que ha cambiado
la política mundial a favor de los países más débiles. Es un legado
innegable del Comandante Chávez.
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