La habana, abril 23 - El gobierno cubano decretó una reducción de
precios en todas las tiendas de un 20% en los productos de primera
necesidad, principalmente en los alimentos. La rebaja incluye tanto los
productos que se venden en dólares como los que se comercializan en
pesos cubanos. Un pollo entero, por ejemplo, que costaba 2,90 dólares
estadounidenses, ahora podrá adquirirse por 2,35 el kg.
La medida beneficiará a los sectores más humildes en dos sentidos. Eleva el poder adquisitivo del salario y de sus ingresos en general pero también implica una presión sobre los vendedores de productos agropecuarios cubanos para obligarlos a bajar los precios. Con la caída del valor de aceite caerá la venta de grasa de cerdo, a menos
que la rebajen también.
Los precios de los alimentos son tal vez el mayor problema de la población cubana. Con la reducción de los productos racionados, los víveres subvencionados solo alcanzan para una semana, el resto es necesario comprarlo en las tiendas de divisas (productos importados) o
en los agromercados (productos cubanos). Los altos precios de las tiendas han permitido que los intermediarios especulen con las producciones del campesino, llegando a ganar hasta un 1000%.
El permanente aumento de los salarios y la caída de los precios de la comida son pasos hacia la recuperación del poder adquisitivo que tenía el cubano antes de iniciarse la crisis económica de los 90, cuando Cuba perdió, de un día para otro, el 75% de su comercio exterior acausa de la desaparición de la Unión Soviética. Sin embargo, aún queda
mucho camino por recorrer para lograr que el salario sea la principal fuente de ingresos de la familia cubana.
El acertijo de qué estuvo primero, el huevo o la gallina, parece vigente en Cuba. Los economistas y el gobierno afirman que es necesario producir más y mejor para poder llegar a los aumentos salariales que se necesitan. Por otro lado los trabajadores no se sienten estimulados a causa justamente de los bajos salarios. El acercamiento entre
salarios y necesidades ocurre con mucha lentitud pero lo cierto es que ha crecido la productividad y también el salario.
La medida beneficiará a los sectores más humildes en dos sentidos. Eleva el poder adquisitivo del salario y de sus ingresos en general pero también implica una presión sobre los vendedores de productos agropecuarios cubanos para obligarlos a bajar los precios. Con la caída del valor de aceite caerá la venta de grasa de cerdo, a menos
que la rebajen también.
Los precios de los alimentos son tal vez el mayor problema de la población cubana. Con la reducción de los productos racionados, los víveres subvencionados solo alcanzan para una semana, el resto es necesario comprarlo en las tiendas de divisas (productos importados) o
en los agromercados (productos cubanos). Los altos precios de las tiendas han permitido que los intermediarios especulen con las producciones del campesino, llegando a ganar hasta un 1000%.
El permanente aumento de los salarios y la caída de los precios de la comida son pasos hacia la recuperación del poder adquisitivo que tenía el cubano antes de iniciarse la crisis económica de los 90, cuando Cuba perdió, de un día para otro, el 75% de su comercio exterior acausa de la desaparición de la Unión Soviética. Sin embargo, aún queda
mucho camino por recorrer para lograr que el salario sea la principal fuente de ingresos de la familia cubana.
El acertijo de qué estuvo primero, el huevo o la gallina, parece vigente en Cuba. Los economistas y el gobierno afirman que es necesario producir más y mejor para poder llegar a los aumentos salariales que se necesitan. Por otro lado los trabajadores no se sienten estimulados a causa justamente de los bajos salarios. El acercamiento entre
salarios y necesidades ocurre con mucha lentitud pero lo cierto es que ha crecido la productividad y también el salario.
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