Bolívar a veces mandaba destruir correspondencias cuando comunicaba
proyectos confidenciales o temía la divulgación de sus planes capaz de
alertar al enemigo, y es así como nadie puede saber cuándo concibió la
idea de atravesar los Andes por el páramo de Pisba, al marchar desde
Arauca, Venezuela, hasta Casanare, Colombia, entre el 22 de junio al 5
de julio de 1819, con la mayoría de soldados caminando y que en los
últimos días atravesaron durante 5 días y 4 noches las heladas montañas
del páramo de Pisba ubicado en territorio colombiano. El mismo ejército
y oficiales allegados a Bolívar no conocían sus designios, sólo algunos
oficiales iban sabiendo en el transcurso de la marcha, cuáles serían la
siguiente etapa del viaje, pues a nadie se las confió sino a última
hora; Bolívar si comunicó, sucintamente, sus proyectos al vicepresidente
Zea. A Bolívar también hay que analizarlo dentro de toda la tempestad
que representó la independencia, por lo cual resulta indispensable
seguirlo por los campos de batallas, en las travesías que hacía por
valles y montañas, seguirlo por ciudades, estudiar sus decisiones de los
asuntos políticos, etc., en fin, hay que estudiarlo muy profunda y
detalladamente en todo aquello que significara algún éxito o fracaso,
tomando muy en cuenta las confrontaciones de clases dentro de las cuales
se encontró en muchas oportunidad y sus contradicciones con los
criollos de Venezuela, Nueva Granada, Ecuador, Perú y Bolivia.
Toda la correspondencia de Bolívar fue de índole política, es decir,
pública, por supuesto, exceptuando sus mensajes amorosos, aunque de su
conocimiento es muy útil para juzgar ciertos rasgos de su personalidad,
pero no ligados a toda la obra que realizó con fundamento de sus
batallas políticas y militares. Bolívar siempre estuvo atento de la
economía del país por lo que se puede decir que la independencia fue un
proceso para lograr la libertad económica de los criollos, quienes ya
para 1749 protestaron contra el monopolio de la Compañía Guipuzcoana.
Los mantuanos a mitad del siglo XVIII aspiraban a la libertad de
comercio, ellos sostenían que su producción era suficientemente grande
como para emprender mayores exportaciones que las permitidas por los
reglamentos de la compañía monopólica; y aspiraban producir más si
podían conseguir libertad de movimiento, de expansión y de intercambio.
Tal conciencia nacionalista, incipiente de los productores criollos, se
inició públicamente con aquel movimiento llamado de Gual y España en
1797. Esbocemos la historia de Bolívar principalmente desde la Campaña
Admirable en 1813 hasta el final de su vida, 1830 años en los cuales
Bolívar fue guerrero, constructor de ejércitos, legislador, diplomático,
convocador de constituyentes y congresos, viajero, economista, impulsor
de la educación; además de estar atento a otras muchas cosas como la
familiar y de sus afectos en general. Bolívar era un líder que infundía
respeto y su decisión era obedecida al pie de la letra, por eso Sucre
aceptó la enorme responsabilidad de comandar los ejércitos patriotas en
la Batalla de Ayacucho. Cuando Sucre recibe el comando de los ejércitos,
inmediatamente se dirige a las tropas y les notifica lo acontecido a
Bolívar, arengándolos vehemente para que no decayera el ánimo y
pidiéndole al final se dedique la próxima victoria al Libertador, como
justo desagravio y son aquellos soldados patriotas, 5300, los que al
día siguiente combaten con tal ímpetu contra 7000 durante unas 4 horas
de enfrentamiento; que obtienen un arrollador triunfo y la decisiva
victoria en pro de la gesta independentista de la América del Sur.
Sin embargo, fíjese el lector como existen escritores, muy
emperifollados ellos, que siempre se han dado a la tarea de alterar
datos históricos, tratando de imponer en la conciencia colectiva sus
inventos de hechos y consecuencias, pero menos mal que esporádicamente
ha salido por allí uno que otro escritor disidente que comienza a contar
la verdadera historia. Seguramente usted se habrá dado cuenta como hoy
en día, 2016, escritores sobre Bolívar han cambiado su léxico, y si
antes consideraron a Bolívar un semidiós ahora son los peores
detractores de la conducta de su vida, pensamiento y obra; y también de
todo aquello que huela a Bolívar. Porque resulta que desde hace algunos
años no están de acuerdo con el tiempo revolucionario que se vive en
Venezuela; y principalmente porque en realidad han pertenecido a los
llamados grandes cacaos que solo, iban, al panteón nacional en
determinadas fechas solo para cerciorarse de que en verdad Bolívar
permanecía bien muerto
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