Da pena, no tan ajena, que el gobierno permita que venga felipillo a
hacer de las suyas en el patio nuestro. Es elemental: este hombrecito,
traidor a su propia historia, antes socialista y ahora agente de la
derecha y el capitalismo internacional, vino a participar en la política
nuestra, a fortalecer a la derecha, a provocar. Ante esto, el gobierno y
el Estado se paralizan, sólo atinan a unas cuantas manifestaciones
desteñidas, a protestas de algunos sectores de la sociedad y a dar
muestras de una debilidad que difícilmente se encuentre en algún
gobierno del planeta.
¿Qué está pasando?, ¿por qué el gobierno se muestra tan débil?, ¿cómo es posible que no dé respuesta a esta intromisión grosera?
El gobierno, socialdemócrata como es, está atrapado en la maraña de la
democracia burguesa, y necesariamente precisa de certificación del
sistema internacional capitalista. Éste le exige a los gobiernos un
comportamiento sumiso a las reglas burguesas, a sus intereses. De esta
manera no es posible una Revolución sin romper con el sistema
internacional burgués, no es posible pretender que este sistema acepte,
apruebe, a un gobierno que se salga de sus designios.
La visita de felipillo está tensando la cuerda para ver hasta dónde
el gobierno es capaz de romper con el capitalismo mundial, o hasta donde
se humilla frente a él. Detectaron que el gobierno está impregnado
de socialdemocracia, que está impedido de romper, y se la juegan con
felipillo, que es un globo de ensayo.
El hombrecito llegó cortando oreja y rabo, se fue con ledezma, visitó a
la mud, todo eso el primer día, ni siquiera se cambió la ropa, y
seguramente cuando este escrito salga publicado estará en la cerca de
Ramo Verde creando un show internacional con la huelga de hambre.
La oportunidad del gobierno es magnífica para dar muestras de
independencia, para romper con los esquemas de sumisión
socialdemócratas, para moralizar a la masa: ¡Expulsen a felipillo! ¡¿Qué esperan?!
Pónganlo en el primer vuelo hacia los Estados Unidos, porque no
pensarán que felipillo no trabaja con anuencia del departamento de
estado, ese que "ya no es dolor de cabeza" para nosotros. Hagan, por una
vez siquiera, lo que haría Chávez, hagan buena la consigna de
¡Venezuela se respeta! O denle una patada por el culo, y que aterrice en
la Moncloa. Esa acción daría más votos que mil casa por casa, el
gobierno recuperaría credibilidad y queribilidad. ¿Cuál es la
alternativa? ¿Volveremos a recoger firmas, volveremos a un twitazo,
seremos trending topic mundial? ¡Pamplinas!
Si dejan pasar esta oportunidad vendrán otras agresiones, tensarán más
la cuerda, el espíritu socialdemócrata se afianzará más en el gobierno,
se perderá aún más la pasión, seguiremos por este camino de pérdida del
sentido de soberanía.
Ojalá el gobierno opte por la expulsión de felipillo, eso sería algo así
como el comienzo de la rectificación, nos saldríamos de este camino que
terminará en una derrota electoral, un golpe de Estado o en la
continuidad del camino socialdemócrata que significa la pérdida de la
soberanía en todos los campos, se verán horrores: ya se sienten las
intenciones de privatizar a PDVSA, de vender acciones en las casas de
bolsas internacionales, hasta eso llegaremos por esta calle de la
amargura de la restauración socialdemócrata.
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