Caracas, 04 Feb. AVN.- Vestida toda de rojo, con una bandera de ocho estrellas adornándole la cabeza y una gran flor roja prendida del lado izquierdo del pecho, acudió este lunes la señora Inés a la plaza Morelos en Caracas, para celebrar los 21 años de la rebelión cívico-militar del 4 de febrero.
Desde las 9 de la mañana acudió a rememorar el 4F, una fecha muy especial para ella -comenta- por ser el día en que recuperó su fe en que el país podía mejorar.
"Ese 4 de febrero conocí a Chávez y a mi esperanza", comenta, mientras se arregla el turbante confeccionado por ella misma para marchar.
Recuerda que cuando se enteró por televisión, aquel 4 de febrero, de que hubo un movimiento insurgente contra el gobierno del presidente, Carlos Andrés Pérez, nunca se imaginó que en Venezuela años después todo iba a cambiar bajo la guía del mismo líder de esa gesta revolucionaria.
"Venezuela es como la biblia, así como hay un antes y después de Cristo, tenemos un antes de Chávez y después de Chávez", comenta, mientras destaca que además de haber cambiado sus propias percepciones sobre la historia del país en estos 14 años de Revolución, conoció otras realidades del mundo a través de las alocuciones audiovisuales del Mandatario nacional.
"Conocí todas las guerras que los Estados Unidos le han hecho al resto de países", agregó.
Marchando y pintando
Frente al liceo Andrés Bello, en la avenida Universidad en Caracas, un grupo de jóvenes saca un esténcil, pintura y pañitos para limpiarse, son del Comando Creativo, un colectivo que milita pintando las calles con mensajes de apoyo a la Revolución Bolivariana.
Con brocha y pintura en mano trazaron la figura de Chávez y escribieron: "Somos nuestroamericanos".
"Vamos marchando y a la par de la marcha, vamos pintando", dice Aimee Zambrano, una de las integrantes del Comando, quien a sus 34 años recuerda clarito aquél 4 de febrero.
"Yo iba al colegio, estaba empezando el bachillerato y recuerdo que ese día no hubo clases, me tocó devolverme y veía todo por televisión", detalla.
Recuerda cosas que hoy son cotidianas en el país como: "comer jamón, comer pirulín o comprarse un pote de helado, en esa época eran un lujo", describe mientras sus manos llenas de pintura enfatizan lo que dice.
"La gente pasaba hambre y eso es una realidad que no podemos olvidar", sentencia convencida cuando se le pregunta su razón para acompañar los 21 años de la rebelión.
Mientras la marcha se moviliza hacia la iglesia La Pagüita, cerca del Palacio de Miraflores, un estudiante de la Misión Sucre vende fotos de Chávez. "A 20 (bolívares) la que le guste", dice el joven de nombre Robert Briceño.
Comenta que siempre asiste a las marchas revolucionarias a celebrar con el pueblo y, últimamente, lleva fotos con el rostro de Chávez para la venta porque "la gente siempre quiere llevarse un recuerdo".
"La foto se vende rápido porque (Chávez) es un líder que en cualquier parte del mundo lo quieren por su humanismo y sencillez", dice al tiempo que recuerda que ese rostro no dejó de estar presente en las calles y en el pueblo, desde aquél 4 de febrero, cuando el líder de la Revolución Bolivariana pronunció la recordada frase "Por ahora".
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