El 23 de enero de 1958 fue derrocado Marcos Pérez Jiménez, después de haberse realizado un plebiscito que agudizó la crisis política que vivía el país, crisis que se expresó en el levantamiento militar de Hugo Trejo, el primero de enero, y que fue acompañada por distitintas manifestaciones de condenas a la dictadura militar y convocatorias a paros generales que concluyeron en la huida del dictador en la conocida Vaca Sagrada y en el establecimiento de una junta patriótica presidida por el revolucionario Fabricio Ojeda.
Aquella mañana del 23 de Enero, el pueblo rodeaba Miraflores para celebrar la caída de la dictadura y llenar de pueblo una nueva etapa política de nuestra historia. Pero esa misma noche las oligarquías se reunían para recomponerse y cercar la euforia popular. Ya en los Estados Unidos se había acordado, entre los principales líderes de los partidos de la oligarquía, no permitir que el pueblo se hiciera cargo de su destino. Dicho acuerdo fue ratificado como el pacto de Punto Fijo, y dio inicio a la última dictadura de Venezuela. Ese convenio garantizaba que el poder se mantuviera, sin riesgo, en control de la oligarquía y al servicio de los intereses imperiales. Incorporó un “teatro” de elecciones periódicas y al mismo tiempo ilegalizaba partidos, se desaparecían y asesinaban disidentes, dirigentes populares, y se entregaban las riquezas y la soberanía del país. Esta dictadura llegó al extremo de asesinar al mismo Fabricio Ojeda, quien presidía la denominada “Junta Patriótica”, conformada por grupos y movimientos políticos que influyeron de forma determinante en el derrocamiento de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez.
Sin embargo, las cuatro décadas del punto fijismo fueron combatidas en pueblos, barriadas, universidades e industrias de manera decidida. Vivimos una larga confrontación armada del pueblo organizado contra un ejército preparado en los EEUU. Fue en Venezuela donde se inició la triste práctica de las desapariciones políticas. Recientemente se dieron a conocer los resultados de la investigación de Noel Rodríguez, una de las tantas víctimas del punto fijismo. También tuvimos una larga lucha popular, cuyo máximo nivel de expresión lo conocemos como el Caracazo, rebelión popular contra las medida neoliberales de finales de los ochenta, y también se produjo una confrontación en el seno de las Fuerzas Armadas que se expresó con mayor fuerza en la insurrección militar del año 1992.
La década del noventa fue la del mayor auge en el mundo, de la postura neoliberal, pero en Venezuela significó el fin del punto fijismo. Ya llevamos 14 años de democracia participativa y protagónica. Gracias a las luchas del pueblo y de las Fuerzas Armadas logramos terminar con la dictadura punto fijista. Y en pleno proceso de construcción de un nuevo modelo social de derecho y de justicia, así como de confrontación con la vieja forma de hacer política, fue como celebramos los 55 años del “23 de enero”. El pueblo en las calles, con alegría y con ganas de seguir construyendo nuestra democracia. Mientras, la oligarquía encerrada, derrotada y dividida.
Debemos seguir avanzando para que el pueblo más nunca sea trai<cionado y derrotado
Héctor Rodríguez Castro
@hectorodriguez
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