Caracas, 23 Ene. AVN.- El 23 de enero de 1958, cuando el pueblo dio fin a la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, cuyo régimen se caracterizó por desmanes represivos y violación de los derechos humanos, los venezolanos no sospechaban que en la etapa política que sobrevendría con la llamada democracia representativa serían víctima, nuevamente, de prácticas que vulneraron los derechos fundamentales.
El historiador Alexander Torres considera que luego de la caída de Pérez Jiménez, Acción Democrática (AD) traicionó el espíritu libertario que caracterizó al movimiento popular, liderado por la Junta Patriótica a la cual se incorporó la juventud adeca, presionada por la necesidad de agitar las calles y promover el fin de la dictadura.
"En la lucha contra la dictadura hubo un quiebre entre lo que se llama la generación fundadora (de AD), que terminó con muchos desaparecidos o presos y los jóvenes del 58, que van a entender que son coautores de un nuevo escenario. Lamentablemente, la generación del 58, donde está Rómulo Betancourt y otros factores de poder, entre ellos el Departamento de Estado, mantuvieron a raya a los sectores de izquierda (PCV)" explicó Torres.
Explicó el historiador que con el fin de la dictadura perezjimenista, el aislamiento del Partido Comunista y las fuerzas de izquierda por parte de los firmantes del Pacto de Punto Fijo (30-10-1958) "pasamos de dictadura militar a dictadura de partidos, y la lógica más o menos era la misma , la aprobación del Departamento de Estado del partido que llegue al poder".
Y agrega que parte del método fue "el aislamiento de movimientos populares de izquierda, después la represión sistemática y un acallamiento terrible de todos aquellos agentes o factores alternativos que hablaran de un proyecto parecido al cubano", concluye.
La continuación de un modelo represivo
Relata Raúl Zurita Daza, en su libro, Víctimas de la Democracia Representativa en Venezuela, cómo los gobiernos de la cuarta república violaron sistemáticamente los derechos humanos y civiles. Comenzaron con el atropello de la Constitución aprobada en 1961, cuyo artículo 58 aseguraba la inviolabilidad del derecho a la vida.
Indica Zurita que sólo durante el gobierno de Rómulo Betancourt (1959-1964) "El pueblo de Venezuela soportó, en un período de cinco años, setecientos sesenta y un días (761) sin garantías constitucionales, casi la mitad del tiempo de su mandato" , lo cual dotó de impunidad a los múltiples casos de detenciones, desapariciones y asesinatos ocurridos durante su gobierno, siendo el primero de estos el asesinato de tres trabajadores manifestantes del Plan de Emergencia el 4 de agosto de 1959.
Los actos de represión no cesarían, ni aún con la llegada de un nuevo presidente en 1964. Raúl Leoni, quien tuvo la triste impronta de instaurar en el país y en América Latina la figura del detenido-desaparecido.
Durante aquel período políticos, campesinos y estudiantes sufrieron persecución, torturas y muchos de ellos no aparecieron jamás y engrosan la larga lista de ciudadanos víctimas del terrorismo de Estado.
El dirigente del PCV, Alberto Lovera, cuyo cadáver torturado apareció en las costas del estado Anzoátegui en 1965, representa el caso más emblemático de las violaciones de derechos humanos durante el régimen de Leoni.
El Pacto de Punto Fijo, originalmente creado en Nueva York, no sólo garantizó el poder de los dos partidos "leales" a los mandatos de los Estados Unidos y su doctrina de defensa hemisférica, sino que aplicó las políticas de seguridad nacional y formó a sus militares en la Escuela de las Américas, cuna de las doctrinas ques establecieron la violación sistemática de los derechos humanos en contra de la "amenaza comunista".
En el primer gobierno de Rafael Caldera (Copei), quien siguió a Raúl Leoni en la primera magistratura nacional ocurrieron otras masacres como la del Barrio el Nazareno de Petare, la avenida Páez de El Paraíso y La Victoria (Aragua).
En el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, fue asesinado brutalmente al dirigente de la Liga Socialista Jorge Rodríguez; años después, en el gobierno de Luis Herrera Campis las Fuerzas Armadas asesinaron a 30 jóvenes en la Masacre de Cantaura (Anzoátegui); posteriormente, las masacres de Yumare y El Amparo, ocurrieron durante el gobierno de Jaime Lusinchi.
Al comienzo del gobierno de Carlos Andrés Pérez ocurrió el hecho más sangriento de las últimas décadas en el país, el Caracazo (27-02-1989), levantamiento popular contra las medidas de ajuste del Fondo Monetario Internacional, en el que las Fuerzas Armadas y la Policía Metropolitana masacraron al pueblo venezolano. El estimado de víctimas oscila entre 300 y 3.000.
En el segundo mandato de Rafael Caldera ,que fue el estertor de la democracia representativa, fueron asesinados estudiantes universitarios, entre ellos Richard López Plaz, y 26 presos en el retén de la Planta, en Caracas.
El fin de la era de dictaduras y falsas democracias
Con la llegada al poder del presidente Hugo Chávez en 1998, y la creación y entrada en vigencia de la Constitución Bolivariana de 1999; se cierra la etapa de la democracia representativa para dar paso la democracia participativa, popular y protagónica.
Durante los últimos 13 años, los derechos humanos se han visto protegidos por el estado, con una Fuerza Armada y cuerpos de seguridad que no atentan contra el pueblo y además se garantiza a través de planes educativos, de salud, y de desarrollo, el derecho a la vida digna señalado en la Carta Magna, discutida y aprobada por el pueblo.
La historia señala que el 23 de enero de 1958 se culminó con una etapa oscura de la historia nacional, en la que el pueblo careció de libertades fundamentales. También hay que señalar que la democracia real no comenzó entonces, pues la historia de opresión al pueblo continuó durante los 40 años que siguieron al derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, como lo prueban los numerosos testimonios de quienes lo vivieron.