Con la salida de Jorge Giordani del gabinete del Presidente Maduro han surgido las más variadas interpretaciones; sobretodo, en el campo político donde todo parece anunciar un verdadero cambio de timón en algunas áreas del Gobierno, en especial las del campo económico - financiero.
Detrás de las cortinas del poder se mueven muchos hilos y el hijo de Chávez parece aplicar algunas estrategias aprendidas y combinarlas con tácticas efectivas, las cuales nos recuerdan el libro “Las 48 Leyes del PODER” del escritor y psicólogo Robert Greene.
Desde luego que muchos refranes o sentencias pudieran resumir lo ocurrido con el ex ministro de Planificación; quien por cierto, no es la primera vez que sale del Gobierno, pues ya vivió idéntica situación durante el mandato del “Comandante Supremo” Hugo Chávez, con la única diferencia que a él no le escribió ninguna carta cuestionando su liderazgo como lo hizo con Nicolás Maduro.
La situación ahora pareciera ser diferente, pero “el perro sabe a quién mea” o quizá, en esta oportunidad a Giordani “le salió el tiro por la culata” y no pudo dejar a un sucesor, como ocurrió en mayo del 2002 cuando recomendó al ministro Felipe Pérez Martí en Planificación, quien apenas duró un tris de tiempo en el Gobierno revolucionario.
Una de las tesis que también pudieran invocarse en lo ocurrido a Jorge Giordani es la del “chivo expiatorio”, de la cual encontramos una buena descripción en el blog.20minutos.es: “ Ser un chivo expiatorio significa, a día de hoy, que un único individuo cargue con las culpas de algo que ha sucedido cuando en realidad la responsabilidad debería recaer sobre un grupo más amplio de personas o colectivo, pudiendo incluso suceder que dicho individuo ni siquiera haya participado en el acto punible y sea inocente”.
En este caso desconocemos la verdadera intención del Presidente Maduro al apartar a Giordani de las decisiones del alto Gobierno, aunque también surge la duda con el mismo caso del chivo expiatorio, porque la explicación se torna bíblica y se habla incluso de dos chivos; uno el sacrificado a Yahveh y otro conocido como Azazel el cual es llevado al desierto para ser apedreado por considerarse un ser maligno o Satán (Levíticos 16: 8-10).
El asunto es con Giordani se ha armado un alboroto y lo más llamativo del asunto, como lo decía el “Comandante Supremo” es que hay que estar atentos con la toma de decisiones, porque cuando “la canalla” o la oposición aplaude algo raro está pasando y eso, ha ocurrido con el caso Giordani.
Por citar sólo dos ejemplos. El primero es la afirmación del líder de la oposición (en cuarentena) Eduardo Fernández quien dijo que “Maduro debe formar un Gobierno nuevo…Pero no hacerlo con cuentagotas, como parece estarlo haciendo con Giordani, sino de frente y radicalmente”.
Por otra parte, otro erudito y voz sagrada de la oposición (AD) y además guarimbero William Dávila afirmó que el parlamento debe abrir una investigación ante lo dicho por Jorge Giordani sobre el uso de los fondos públicos (“cachicamo diciéndole a morrocoy conchudo”).
Es decir sigue la polvareda en el campo político y desde luego esperamos que en el Congreso del Psuv se discutan algunos asuntos; pero que no se desgasten en discusiones bizantinas, sino se centre en lo esencial para el futuro de la Revolución.
Maduro retoma el timón y parece estar enviando mensajes a García para reafirmar que en su Gobierno, heredado legítimamente de Chávez con la anuencia del pueblo venezolano, no hay intocables; así estén en las más altas posiciones de Gobierno y por eso, muchos ministros deben poner sus barbas en remojo porque en guerra avisada no muere soldado…¡Amanecerá y veremos!
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