28 SEPTIEMBRE 2013 2 COMENTARIOS
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Hasta el barrio, ese escenario de convivencia vecinal en el que interactúan todos los cubanos, se trasladó en sus análisis la Mesa Redonda de este viernes, con el propósito de auscultar las vibraciones perniciosas que pueden generarse en este espacio, determinar sus raíces y establecer pautas para su reverso.
La Doctora Patricia Arés precisó que la pobreza económica y la espiritual no tienen una relación lineal, porque estas expresiones obedecen a una realidad social mucho más compleja. “Hay una serie de procesos que se han acumulado, que han deteriorado determinados valores y ello ha propiciado un clima de situaciones. La solidaridad social es un valor instituido en nuestro país, pero al mismo tiempo coexisten conflictos vecinales que tienen razones emergentes”.
En opinión de la periodista Dixie Edith Trinquete, subdirectora de la Editorial de la Mujer, cuando se rompen las normas de convivencia generalmente las personas levantan estrategias para las crisis, y se instaura la tolerancia frente a las deformaciones.
José Alejandro Rodríguez, Premio nacional de periodismo José Martí, aportó que antes existía como máxima que se podía ser pobre, pero honrado, por lo que la carencia material no tenía que ser una condicionante a la carencia moral. “Entre las causas de estas problemáticas pueden ubicarse el paternalismo social y el abandono en la educación por parte de la familia, que ha querido estar en diversos roles y ha descuidado lo más importante. Yo recuerdo que muchas de mis mejores prácticas las aprendí de mi padre, de su ejemplo cotidiano”.
En criterio de este panelista, se han perdido referentes institucionales y la sociedad no se siente acompañada por los responsables, que tienen que hacerle frente a estos males. “A veces las personas invocan a las instituciones y se quedan huérfanas de compañía por parte de estas”.
Luis Palenzuela, fiscal de la Fiscalía General de la República de Cuba, vía telefónica, explicó que en el país existe todo un marco regulatorio de cualquiera de estas arbitrariedades que puedan focalizarse en el barrio. Y que las contravenciones podían ser de cinco pesos hasta 10 000 pesos. Entre los decretos citó el 141, el 272 y el 200, los cuales representaban a organismos diversos que tenían responsabilidades sobre estas conductas.
Después de este examen de lo regulado, el periodista José Alejandro Rodríguez advirtió que lo importante era hacer cumplir lo legislado. “En el país las personas tienen que sentir que hay un orden y una autoridad garante de él”.
La Doctora Patricia Arés, por su parte, sumó otra arista: “En Cuba la vida comunitaria y barrial se ha intensificado y han crecido las franjas de asentamiento marginal, desde donde se reproduce la familia. “Recientemente, la familia ha dejado también de ser solo una unidad de consumo, para ser de producción, con la apertura de los nuevos modelos de gestión. Y este nuevo escenario deja envejecidas las normas jurídicas que regulaban la vida en este espacio”.
Dixie Edith Triquete sumó a esta reflexión: “Se han desarticulado las respuestas ante estos fenómenos a nivel barrial, y se han ralentizado también las respuestas institucionales. A lo que Patricia Arés añadió: “Todo podría revertirse con mayor conciencia social y civismo, pero ha habido un debilitamiento de los agentes reguladores, y la convivencia, está demostrado, puede facilitar relaciones éticas o puede ser espacio de conflicto”.
La especialista insistió en la responsabilidad del núcleo primario. “La familia cubana hace la diferencia, porque tiene una red de intercambio social muy intensa, pero no se puede olvidar que este es el primer espacio de formación, de convivencia, y esta socialización primaria después se lleva a la vida pública. Por ello, creo, la familia puede reinstaurar el orden”.
José Alejandro Rodríguez defendió la idea de que la inversión de la pirámide en nuestro país también ha extendido sus tentáculos a este mundo. “Esto ha creado problemas, porque también los referentes de éxito se han modificado hacia otros de dimensiones contradictorias”.
La madre del Héroe de la República de Cuba Antonio Guerrero, Mirtha Rodríguez, puso énfasis en que hay que darse mucho amor y comprensión en la casa. “Esto es muy importante, además no es conveniente que se impongan unos a otros. Mi relación con mi yerno es muy armoniosa, y eso lo hemos logrado de mutuo acuerdo. Así es como deben darse las cosas a lo interno de las familias”.
El columnista de la importancia sección Acuse de Recibo de Juventud Rebelde, José Alejandro Rodríguez, subrayó que la solución de estos problemas depende mucho de la capacidad que tengan las personas de tender puentes. “Si usted vive en un hogar armonioso y en la escuela usted tiene un maestro que es ejemplo, usted empieza a encontrar buenos referentes”.
Dixie Edith Trinquete acotó que una reciente encuesta realizada por la FLACSO arrojó que el 93 por ciento de los consultados veía en los Comités de Defensa de la Revolución a una organización trascendental en la vida del barrio.
La Doctora Patricia Arés, por su parte, condensó el tema aludiendo a que es necesario mucho empeño social, legitimar el ejemplo como elemento armonioso en la relación concepto y práctica, y que cada quien debe entender que la tolerancia es la justa medida entre tu derecho y el del otro, que era un concepto que no podía desvirtuarse. “Tiene que haber un clima de entendimiento y la puesta de los límites”.
Fotos de Roberto Garaicoa
Hasta el barrio, ese escenario de convivencia vecinal en el que interactúan todos los cubanos, se trasladó en sus análisis la Mesa Redonda de este viernes, con el propósito de auscultar las vibraciones perniciosas que pueden generarse en este espacio, determinar sus raíces y establecer pautas para su reverso.
La Doctora Patricia Arés precisó que la pobreza económica y la espiritual no tienen una relación lineal, porque estas expresiones obedecen a una realidad social mucho más compleja. “Hay una serie de procesos que se han acumulado, que han deteriorado determinados valores y ello ha propiciado un clima de situaciones. La solidaridad social es un valor instituido en nuestro país, pero al mismo tiempo coexisten conflictos vecinales que tienen razones emergentes”.
En opinión de la periodista Dixie Edith Trinquete, subdirectora de la Editorial de la Mujer, cuando se rompen las normas de convivencia generalmente las personas levantan estrategias para las crisis, y se instaura la tolerancia frente a las deformaciones.
José Alejandro Rodríguez, Premio nacional de periodismo José Martí, aportó que antes existía como máxima que se podía ser pobre, pero honrado, por lo que la carencia material no tenía que ser una condicionante a la carencia moral. “Entre las causas de estas problemáticas pueden ubicarse el paternalismo social y el abandono en la educación por parte de la familia, que ha querido estar en diversos roles y ha descuidado lo más importante. Yo recuerdo que muchas de mis mejores prácticas las aprendí de mi padre, de su ejemplo cotidiano”.
En criterio de este panelista, se han perdido referentes institucionales y la sociedad no se siente acompañada por los responsables, que tienen que hacerle frente a estos males. “A veces las personas invocan a las instituciones y se quedan huérfanas de compañía por parte de estas”.
Luis Palenzuela, fiscal de la Fiscalía General de la República de Cuba, vía telefónica, explicó que en el país existe todo un marco regulatorio de cualquiera de estas arbitrariedades que puedan focalizarse en el barrio. Y que las contravenciones podían ser de cinco pesos hasta 10 000 pesos. Entre los decretos citó el 141, el 272 y el 200, los cuales representaban a organismos diversos que tenían responsabilidades sobre estas conductas.
Después de este examen de lo regulado, el periodista José Alejandro Rodríguez advirtió que lo importante era hacer cumplir lo legislado. “En el país las personas tienen que sentir que hay un orden y una autoridad garante de él”.
La Doctora Patricia Arés, por su parte, sumó otra arista: “En Cuba la vida comunitaria y barrial se ha intensificado y han crecido las franjas de asentamiento marginal, desde donde se reproduce la familia. “Recientemente, la familia ha dejado también de ser solo una unidad de consumo, para ser de producción, con la apertura de los nuevos modelos de gestión. Y este nuevo escenario deja envejecidas las normas jurídicas que regulaban la vida en este espacio”.
Dixie Edith Triquete sumó a esta reflexión: “Se han desarticulado las respuestas ante estos fenómenos a nivel barrial, y se han ralentizado también las respuestas institucionales. A lo que Patricia Arés añadió: “Todo podría revertirse con mayor conciencia social y civismo, pero ha habido un debilitamiento de los agentes reguladores, y la convivencia, está demostrado, puede facilitar relaciones éticas o puede ser espacio de conflicto”.
La especialista insistió en la responsabilidad del núcleo primario. “La familia cubana hace la diferencia, porque tiene una red de intercambio social muy intensa, pero no se puede olvidar que este es el primer espacio de formación, de convivencia, y esta socialización primaria después se lleva a la vida pública. Por ello, creo, la familia puede reinstaurar el orden”.
José Alejandro Rodríguez defendió la idea de que la inversión de la pirámide en nuestro país también ha extendido sus tentáculos a este mundo. “Esto ha creado problemas, porque también los referentes de éxito se han modificado hacia otros de dimensiones contradictorias”.
La madre del Héroe de la República de Cuba Antonio Guerrero, Mirtha Rodríguez, puso énfasis en que hay que darse mucho amor y comprensión en la casa. “Esto es muy importante, además no es conveniente que se impongan unos a otros. Mi relación con mi yerno es muy armoniosa, y eso lo hemos logrado de mutuo acuerdo. Así es como deben darse las cosas a lo interno de las familias”.
El columnista de la importancia sección Acuse de Recibo de Juventud Rebelde, José Alejandro Rodríguez, subrayó que la solución de estos problemas depende mucho de la capacidad que tengan las personas de tender puentes. “Si usted vive en un hogar armonioso y en la escuela usted tiene un maestro que es ejemplo, usted empieza a encontrar buenos referentes”.
Dixie Edith Trinquete acotó que una reciente encuesta realizada por la FLACSO arrojó que el 93 por ciento de los consultados veía en los Comités de Defensa de la Revolución a una organización trascendental en la vida del barrio.
La Doctora Patricia Arés, por su parte, condensó el tema aludiendo a que es necesario mucho empeño social, legitimar el ejemplo como elemento armonioso en la relación concepto y práctica, y que cada quien debe entender que la tolerancia es la justa medida entre tu derecho y el del otro, que era un concepto que no podía desvirtuarse. “Tiene que haber un clima de entendimiento y la puesta de los límites”.
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