Caracas, 01 Jul. Poderenlared.com.- El pasado 1º de mayo, en el marco del Día Internacional del Trabajador, afirmamos que los grandes logros alcanzados por los trabajadores en la Venezuela bolivariana marcaban fuertes contrastes con el pasado ―lo que es decir con una Cuarta República cuyos herederos y dolientes hacen vida en la llamada MUD― y con el contexto de crisis capitalista de factura Euro-norteamericana.
Dos meses después, se da inicio formal a la campaña por la presidencia de la República. Hugo Chávez, el Candidato de la Patria, encabeza el comienzo de la movilización del gran huracán bolivariano desde el Estado Aragua, en el centro del país, y los contrastes, en este caso con la oposición, siguen siendo refulgentes, notables, avasallantes.Estos contrastes son objetivos y subjetivos, cuantitativos y cualitativos. En primer lugar, hay que mencionar que Chávez arranca la campaña con 20 puntos de ventaja electoral sobre el candidato de la oposición, números que son producto de distintos estudios y sondeos realizados por diversas encuestadoras de reconocida trayectoria y seriedad. Y lo que más ha llamado la atención, es que consultoras que están lejos de simpatizar con la Revolución bolivariana, en sus estudios han arrojado resultados similares a firmas que se tienden a identificar con la figura de Chávez, como es el caso de GIS XXI.
Otro contraste, talvéz el más evidente, se verifica en el mar humano que se manifiesta en las caravanas que se mueven en Maracay y Valencia, ciudades epicentro del comienzo de la campaña. Habría que hacer un análisis detallado, pero no creemos equivocarnos al afirmar que en el campo opositor no se ven manifestaciones de tal envergadura desde aquellos días de abril de 2002. Ya el pasado 11 de junio, día en que Chávez inscribiera su candidatura, las diferencias en materia de discurso político, de oratoria y vitalidad, de solemnidad y conexión con la gente, que saltaron a la vista al hacer la comparación con la intervención del candidato opositor del día anterior, prefiguraron, por encima de los llamados a no caer en triunfalismos, una nueva victoria popular.
Pero las diferencias no sólo son matemáticas o de fuerza física. Si hay algo que ha caracterizado a las distintas manifestaciones de apoyo a Hugo Chávez y al proceso que lidera, ha sido la alegría, el fervor patrio, el frenesí, la combatividad, la auténtica gratitud; ese espíritu humanista y solidario propio del pueblo venezolano. Y esta cualidad es algo que no se ha visto en las escuálidas manifestaciones opositoras, pletóricas de caras amargadas, de rostros derechosos, de mala vibra, de odio; claro, con las siempre presentes excepciones.
De tal manera, que este nuevo impulso de las fuerzas bolivarianas, embaladas hacia otra gran victoria popular que será también una victoria de los pueblos de Nuestra América, debe servirnos para avanzar con una nueva determinación y con un renovado espíritu revolucionario, hacia la profundización de un proceso al que hay que revolucionar desde adentro. Es decir, la victoria del 7 de octubre, a todas luces inminente, debe ser el punto de partida para hacer algo que muchos esperan: la revolución en la revolución.
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