jueves, 21 de agosto de 2014

Miguel Guaglianone: La destrucción de Irak y la unanimidad de la condena al EII

Como ya hemos analizado en otras oportunidades, la desesperación e incapacidad imperantes en el gobierno de los Estados Unidos está logrando que en los últimos tiempos sus intervenciones en distintos puntos del planeta  –realizadas a partir de la improvisación y con todo el peso de la incompetencia– produzcan como efecto colateral la balcanización de las naciones agredidas y la destrucción de sus estados nacionales.
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En el caso de Irak, esta situación es hoy más que evidente. Los Estados Unidos, desde Bush padre y su primera Guerra del Golfo y con las sucesivas intervenciones militares posteriores, fueron destruyendo sistemáticamente todo un país (cuyo régimen –el de Saddam Hussein– habían financiado y apoyado un tiempo antes para que hiciera la guerra con Irán), derrocando su gobierno, promoviendo el asesinato de su líder, desguazando su ejército y destruyendo todas sus instituciones, con el agregado del robo sistemático de sus tesoros culturales y la toma de posesión por parte de las transnacionales estadounidenses de sus principales pozos petroleros.
Luego de toda esta desolación, establecieron el gobierno títere de Nuri al-Maliki  y sus adláteres y un triste remedo de Estado, y finalmente obligados por su propia crisis económica y el deterioro progresivo del gobierno Obama, fueron retirando sus tropas de ocupación, dejando tras sí solamente algunos grupos de contratistas (ejércitos privados pagados por el gobierno de Washington) para defender los intereses económicos estadounidenses en Irak.
El gobierno de Maliki se mantuvo a la cabeza de un seudo-Estado totalmente empobrecido y ya no dueño de sus recursos petroleros, hasta que surgió hace unos meses la ofensiva militar  del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL en español, ISIS en inglés y DÁESH en árabe). Esta fulminante ofensiva derrotó sistemáticamente al remedo de ejército del gobierno de Maliki y fue ocupando progresivamente territorios y ciudades de Irak, mientras a su vez intentaba lo mismo en Siria.
El gobierno de Bagdad tuvo entonces sus problemas más graves, y los Estados Unidos y sus aliados presionaron a Maliki para que renunciara, haciéndolo responsable de la derrota militar. Lo curioso es que el títere tomó voluntad propia y durante los últimos meses se negó a entregar el gobierno (que había conquistado por elecciones “legítimas”). Recién hace un par de días resignó de su cargo para permitir la creación de un nuevo gobierno, que Washington supone puede ser un factor que ayude a solucionar la crisis.
Mientras tanto, un nuevo factor se había integrado al conflicto, los kurdos. El ejército rebelde kurdo ya había puesto en jaque el propio Saddam Hussein en el cenit de su poder, y había logrado definir un territorio dentro de la nación iraquí que si bien oficialmente seguía perteneciendo a ella, en los hechos era un pequeño estado kurdo (autogobernado y autoabastecido). El EIIL en plena expansión comenzó a derrotar también a las fuerzas kurdas, en su proclamado propósito de expandir territorialmente el Califato que ya habían decretado luego de sus primeras victorias frente al ejército Iraquí. Un Califato que intenta revivir los antiguos Califatos árabes (Omeya y Abasida) que en otras épocas dominaron parte del mundo, incluyendo el Medio Oriente y parte de Europa y que aspira a convertirse en el nuevo factor de poder del Islam en el planeta.
La condena al EIIL ha sido unánime desde toda la “comunidad internacional”, tanto los países centrales occidentales como Rusia y China se han declarado en su contra, y estas posiciones finalizan en estos días con una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, normalmente dividido en sus opiniones y que hoy pone de acuerdo a todos sus miembros, no solo para condenar sino también para castigar el EIIL, prohibiendo todo tipo de ayuda a su favor, y sancionando duramente a algunos factores privados que en algún momento les han proporcionado recursos. Por supuesto todo esto dentro del habitual doble discurso de los dueños del poder mundial, ya que el Consejo de Seguridad no sanciona (ni sancionará) al principal financista y promotor del EIIL en sus comienzos: el gobierno y las autoridades de los EEUU. Y esto no es un rumor, ha sido confirmado oficialmente por la propia Hillary Clinton, que declaró públicamente que se habían equivocado al promover y financiar al EIIL para que atacara al gobierno sirio de Bahar Al-Assad y que esto era parte de otras malas decisiones que la política exterior estadounidense viene tomando en los últimos años.
El EIIL
Creemos que lo más preocupante de toda esta situación reside en el sistemático oscurecimiento de factores sociales e históricos, que la situación política internacional y la necesidad de establecer matrices de opinión (verdades artificiales) impuestas por los medios de comunicación como factores de “concientización” a las masas sobre todo de Occidente, están aplicando sobre los sucesos en Irak y sus alrededores.
No sólo la condena al EIIL es unánime, sino que el empeño general es el de mostrarlo como un “grupo terrorista”, de acciones bestiales y de propuestas absolutamente “bárbaras”, que está pronto a devastar el mundo y que por eso debe ser combatido por todos. Las cadenas corporativas de medios de comunicación, los comunicados oficiales de los principales gobiernos del mundo y las opiniones reproducidas por todos los ámbitos coinciden en esta descripción, llegando en algunos casos a mostrarlo como un movimiento compuesto por monstruos alienados capaces de cometer cualquier despropósito y absolutamente ajenos de todo humanismo.
Esta unanimidad y condena tan categórica es muy sospechosa, cuando estas cosas suceden generalmente lo que está detrás no es la verdad sino la defensa de intereses específicos. Por ello, vamos a atrevernos a hacer algunas preguntas y apuntar algunas consideraciones que no coinciden (o por lo menos ponen en duda) la veracidad de esta visión.
En primer término, ¿Cómo es que un “grupo terrorista”, que generalmente funciona a partir de atentados anónimos o acciones de guerrilla se convierte en una fuerza armada de poder creciente, capaz de derrotar hasta ahora a todos con los que se enfrente? Y esto incluye infligir derrotas al ejército sirio de Bashar Al–Assad que hace tres años viene enfrentando exitosamente todos los intentos de fuerzas mercenarias promovidas, armadas y financiadas por Estados Unidos y sus aliados; e infligir derrotas también a unas fuerzas armadas kurdas que fueron capaces de resistir y derrotar a Saddam Hussein en pleno apogeo. ¿No será que en este caso el EIIL es algo más que un “grupo terrorista”?
O también, ¿Tendrá algo que ver la descalificación que se le hace al EIIL con una actitud que Occidente viene teniendo hacia el Islam desde 1095, cuando el Papa Urbano ordenó la Primera Cruzada? El historiador Arnold Toynbee en su Estudio de la Historia dice que Occidente desde ese entonces no sólo a atacado al Islam, sino que lo ha demonizado constantemente presentándolo como una colectividad de fanáticos enardecidos capaces de cualquier tipo de desenfreno. Claro que esta ha sido una actitud que desde siempre Europa ha mantenido frente a otras culturas, a las que ha calificado de “bárbaras” para justificar su predominio y conquista sobre ellas (las culturas orientales, las africanas, las indoamericanas, etc., etc.).
Cuesta creer que un grupito de fanáticos que intentan imponer un proyecto “anticuado y bárbaro” y que se comportan como animales salvajes sea capaz de seguir conquistando militarmente, ocupando territorio y consolidando la ocupación, acumulando éxitos de conquista uno tras otro.
¿No será que lo que hay detrás es otra cosa? ¿Qué en realidad se está enfrentando un fenómeno que se da muy poco en nuestros tiempos y que tiene que ver con una visión religiosa de la política y de la guerra, con la cual no se está acostumbrado a tratar? ¿No será que la unanimidad de la condena tiene que ver con el temor hacia un nuevo factor de poder que está surgiendo incontroladamente y que no responde a la lógica del status quo de poder establecido, tornándose imprevisible? ¿No será que aparecen en escena combatientes que como aquellos de los antiguos califatos, están decididos desde el principio a morir por su causa? Este factor ha aparecido muchas veces en la historia, y explicó entre otros los primeros triunfos de los ejércitos nazis en Europa en la Segunda Guerra Mundial, las victorias de Mao Tse Tsung en China y la derrota norteamericana en Vietnam.
No sabemos si estas preguntas son acertadas, no pretendemos realizar una defensa del EIIL, solo creemos que si es un “enemigo” que debemos tener en cuenta, tal como lo afirma el Tsun Tzú, (el antiguo Arte de la Guerra chino) es necesario conocerlo bien y estudiarlo en su verdadera realidad para poder enfrentarlo (tal como explicara Nyguyen Von Giap que los vietnamitas hicieron con los estadounidenses para poder derrotarlos).
No es con la demonización gratuita y unánime que se va a derrotar al EIIL, que parece proseguir su marcha indetenible. Las sanciones del Consejo de Seguridad tampoco lo derrotarán fácilmente, ya tiene los recursos necesarios para seguir adelante, y si no los va adquiriendo en su conquista, tal como lo hiciera con los recursos bancarios cuando tomó la ciudad de Mosul.
En muy poco los afectarán los bombardeos que sobre algunas de sus posiciones militares están realizando los Estados Unidos. Estos bombardeos son (y seguirán siendo) absolutamente puntuales, y tal como lo confesara el propio Obama, responden solamente a “una necesidad estratégica de los Estados Unidos”. Léase, el EIIL estaba por tomar unos pozos petroleros que están en poder de las dos más importantes transnacionales norteamericanas, y Obama no hizo más que responden con la fuerza del estado que gobierna en la defensa directa de los intereses económicos de las corporaciones privadas. Otra vez queda al descubierto quienes son realmente los que manejan el poder mundial, y como los gobiernos de las naciones centrales se han convertido progresivamente en meros ejecutores de las grandes corporaciones.
En definitiva, se está cumpliendo totalmente la desaparición de Irak como un Estado Nacional, el Califato parece haberse establecido bastante firmemente, el Estado Kurdo, sobre todo ahora que la resolución del Consejo de Seguridad permite a las naciones occidentales armarlo y financiarlo (cuando siempre antes lo ignoraron), parece que también quedará consolidado, y del anterior país solo quedará alguna ciudad y sus alrededores  (posiblemente Bagdad) que como la antigua Constantinopla en sus últimos tiempos, fungirá como si fuera una nación.
Y hasta que no se entienda realmente el fenómeno social de EIIL, y mientras los intentos de derrotarlo sean como hasta ahora por parte de EEUU y sus aliados, declaraciones condenatorias e intentos de que sean otros los que peleen para enfrentarlo, las cosas seguirán como hasta ahora: cada vez peor.

miguelguaglianone@gmail.co

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