lunes, 26 de diciembre de 2011


Héctor Agüero

El anuncio de la candidatura del compañero Nicolás Maduro a la gobernación de Carabobo lo asocié a la frase bíblica:“todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” ya que el movimiento revolucionario en nuestras tierras carabobeñas conoce como nunca un impulso vigoroso, sostenido y tenaz producto de un trabajo de cuadros y de un movimiento popular en crecimiento.

Las organizaciones revolucionarias en nuestro Estado conocen un nivel de madurez suficiente para encarar el reto que el compañero Presidente del PSUV nos plantea: asumir el control administrativo y político de una de las entidades más estratégicas del centro del país, donde la importancia poblacional, geopolítica y la carga simbólica de ser el escenario de la batalla que selló la independencia de Venezuela, significa mucho para el pueblo.

Estamos convencidos que desde el punto de vista organizativo, de respuesta inmediata y de moral  patriótica estamos preparados para derrotar  a las fuerzas de la derecha hoy enquistadas en tierras valencianas.

Nicolás Maduro viene del mundo obrero,  ha sido un combatiente sindical consecuente, conoció en carne propia la ferocidad de las bandas armadas de los otrora partidos AD y COPEI que practicaban la política de la cabilla y la extorsión para dominar las antiguas centrales sindicales y ponerlas al servicio del gran capital.  A estas mafias sindicales supo enfrentarse con inteligencia y con un alto grado de moral revolucionaria  y de conciencia de clase.

 Tiene una trayectoria meritoria en la lucha sindical del Metro de Caracas. Desde hace una décadala derecha desquiciada y sus áulicos y escribanos  diseñaron una campaña de corte racista contra Nicolás por su condición de conductor de trenes. Para un burgués los oficios de obreros son menospreciables. Desde el punto de vista sociológico puede que sea una opinión, deleznable, pero opinión a fin de cuentas. Pero en lo que se refiere ala condición humana, al derecho al trabajo esta postura tiene todos los tintes de la discriminación que lo prohíbe nuestra Carta Magna, es decir la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Como en política las torpezas se pagan caro esta campañita denigrante se les devolvió a los escuálidos ya que los sucesivos desempeños públicos de Nicolás Maduro tanto al frente de la fracción parlamentaria socialista en la AN como en su condición de ministro de Relaciones Exteriores del proceso revolucionario han sido de una calidad excepcional y el pueblo ha sabido reconocer esta capacidad. Nicolás nos recuerda, en su formación y temple al compañero brasileño Lula Da Silva, fundador del PPT, obrero como él y curtido en el sindicalismo metalúrgico.

Sabemos que es ardua  y feroz la campaña que en territorio carabobeño va a poner en práctica el oscurantismo derechista para cerrarle el paso a Nicolás Maduro. De esto estamos conscientes pero el alto grado de preparación tanto del PSUV como del Polo Patriótico nos dice que vamos por el camino correcto. Nicolás va a despertar el sentimiento popular y la maquinaria socialista sabrá responder y acompañarlo en una campaña casa por casa, en los sectores populares urbanos, en el mundo obrero, en los campesinos, en las organizaciones gremiales, en los estratos de clase media con conciencia venezolana, en los humildes hermanos y hermanos de los vecinos países que la violencia oligárquica los ha obligado a encontrar cobijo en la patria de Bolívar.

A todos ellos llegaremos con el mensajero revolucionario y socialista para que con sus votos aseguren al compañero Nicolás Maduro como próximo Gobernador del estado Carabobo. 

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