sábado, 17 de mayo de 2014

La razón, la violencia y la muerte se disputan a Chacao

Caracas, 09 May. AVN.- La violencia. Ese es el camino que han tomado sectores de la extrema derecha venezolana para salir del Gobierno de Nicolás Maduro. El resultado de ello ha sido la pérdida de 42 vidas y lesiones en otros 813 venezolanos.
Pese a los llamado a dialogar por parte de Maduro, una fracción de la oposición insiste en sus pretensiones de derrocar el Gobierno legítimamente constituido. Los rumores y la mentira son sus máximos aliados.
"Que Dios arrope con su manto a esos pobres muchachos", decía en una de las esquinas de la avenida Francisco de Miranda una mujer, en relación a las más de 240 personas detenidas durante la madrugada del jueves ocho de mayo por efectivos de seguridad del Estado, al momento de levantar los campamentos violentos de la derecha en Chacao, y Baruta para restituir el derecho al libre tránsito de la ciudadanía por esos municipios controlados por la oposición.
A esas personas aprehendidas y puestas a la orden del Ministerio Público se les incautó armas de fuego, armas blancas, dinero en bolívares y dólares, bombas molotov, bombas lagrimógenas, entre otros materiales utilizados para el ataque. Aunque se hacen llamar estudiantes, libros y cuadernos fue lo menos que se encontró en el interior de las carpas en las que permanecían.
"Tal vez estemos equivocados y hay quienes utilizan esto para otras cosas", se contradecía a la vez aquella ciudadana de cabello negro, ante los señalamientos que le haciera un taxista.
"Esos no son ningunos estudiantes -le decía molesto- ¿qué hacían con armas? ¿esos son pacíficos?, pacífico es el que quiere trabajar y no puede. Trancan las calles y uno tiene que quedarse callado porque los supuestamente estudiantes no le gusta que los contradigan. Muy bonito, de qué democracia me hablan entonces, que los arropen las leyes, señora"proseguía.
"Yo tengo días que me tengo que devolver para mi casa. Y tengo familia que mantener. Ah, pero a los pacíficos hay que respetarle sus protestas, y qué pasa con nosotros que no podemos trabajar. Aquí se tiene que hacer cumplir las leyes, y que quede preso el que tenga que quedar, porque les encanta hablar de derechos y viven pisoteando las leyes", continuó el profesional del volante, atrapado en una de las vías que dirige hacia la Francisco de Miranda, cerrada por un grupo que exigía "respeto" a los detenidos.
A unas cuadras de aquella avenida, específicamente en la Plaza Bolívar de Chacao, otro grupo protestaba en contra de la liberación de ese espacio público, que estaba confinado por los grupos violentos de la derecha, con carpas. Algunas personas que intentaban explicar la necesidad de liberar el lugar, fueron corridas con gritos e insultos.
El despeje de esa plaza dejó ver los destrozos ocasionados a sus instalaciones. El sentimiento apátrida se mantenía: el Tricolor Nacional fue irrespetado con su colocación inversa a los pies del busto del Libertador Simón Bolívar.
El municipio Chacao, que antes fuera ejemplo para el resto de los municipios del área Metropolitana de Caracas, en cuanto a limpieza, seguridad y respeto a las leyes, hoy muestra una cara distinta. La intolerancia, la violencia y vulneración de los derechos constitucionales es el común denominador, tras ser utilizado como espacio bandera de la extrema derecha para sus fechorías.
No obstante, por fortuna se mantiene la fe en torno al regreso de la paz  y la restitución del orden público. "Esperemos que con esto se acabe el bochinche, que dejen trabajar al que quiere trabajar. Ya basta", sentenció el taxista.
El desalojo de los cuatro campamentos (Avenida Francisco de Miranda, Plaza Bolívar de Chacao, Santa Fe y en la Plaza Alfredo Sadel) se logró a las 3:00 de la madrugada de este jueves. Las personas detenidas tienen todos sus derechos garantizados, señaló temprando el minsitro de Relaciones Interiores, Miguel Rodríguez Torres.
Desgraciadamente, lo mismo no pensaron los paramilitares que horas después se ampararon en la sombra de la cobardía para ajusticiar en Los Palos Grandes al oficial Jorge Colina, de 27 años, efectivo de la Policía Nacional Bolivariana que al proceder al despeje de vías públicas junto a otros compañeros de la PNB, fue atravesado por una bala que marcó el fin de su existencia.

 AVN 

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