El Movimiento de Países No Alineados (NOAL) cierra este domingo su cumbre en Isla Margarita, con un espaldarazo al presidente Nicolás Maduro ante la severa crisis en Venezuela, y críticas a la injerencia de Estados Unidos en varios conflictos del mundo.
La reunión, a la que asistió un pequeño grupo de mandatarios de los 120 países del movimiento, concluirá con la aprobación de un documento de 190 páginas que recoge los llamados a la no injerencia, a favor de la paz, y preocupaciones por la violencia en Siria, Irak y Palestina.
Maduro, quien el sábado denunció una "arremetida" de Estados Unidos contra su gobierno y aliados de izquierda en la región, asumió la presidencia del bloque por los próximos tres años, un periodo imprevisible en la convulsa situación política y económica de Venezuela.
Aunque el mandato de Maduro finaliza en enero de 2019, sus opositores buscan sacarlo del poder mediante un referendo revocatorio este año, que permita ir a elecciones anticipadas. Pero el gobierno lo considera imposible porque el proceso empezó tardíamente.
"Venezuela vive una crisis de muchas dimensiones. Hay pesimismo y desesperanza en la gente. Para el presidente la cumbre y la presidencia del bloque es importante en un momento en que está sometido a presión nacional e internacional", aseguró a la AFP la analista Mariclen Stelling.
Maduro acusa a la oposición de aliarse con Estados Unidos para derrocarlo por medio de una "guerra económica", que genera una aguda escasez de alimentos y medicinas y una elevada inflación.
Al respaldar al gobierno venezolano, el embajador sirio ante Naciones Unidas, Bashar Jaafari, denunció el "terrorismo económico" contra su país, en alusión a las sanciones impuestas por Estados Unidos y gobiernos europeos.
"Mi país sufre de un bloqueo unilateral similar al que se ha impuesto sobre Cuba, Venezuela y otros países en una violación flagrante de la carta" de la ONU, señaló Jaafari este domingo.
- Preocupación por Siria -
Durante las intervenciones en el plenario, la guerra en Siria concitó llamados al diálogo y la no intervención de las potencias, en momentos en que tambalea la tregua acordada por Washington y Moscú tras un bombardeo estadounidense contra el ejército sirio.
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"El objetivo de esa agresión estadounidense es llevar al fracaso la tregua", declaró Jaafari a la prensa, según la traducción de un intérprete.
Venezuela recabó además el esperado apoyo de los presidentes Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Hassan Rohani (Irán), Salvador Sánchez (El Salvador) y Raúl Castro (Cuba), quien la víspera alertó sobre "planes subversivos" de Estados Unidos en la isla.
Un respaldo que contrasta con la reciente decisión del Mercosur de impedirle ejercer la presidencia temporal del bloque, argumentando que debe cumplir con compromisos económicos y políticos.
Incluso, Venezuela podría ser excluida de ese mecanismo si no se pone al día hasta el 1 de diciembre.
"Maduro busca crear la falsa impresión de que Venezuela aún cuenta con apoyo internacional y que es un actor influyente, pero no lo es desde la muerte de Hugo Chávez (marzo de 2013) y la caída de los precios del petróleo", aseguró a la la AFP el analista Diego Monya-Ocampos, del centro Ihs Markit, con sede en Londres.
Golpeada por el desplome de los precios del petróleo, generador del 96% de sus divisas, Venezuela sufre su peor crisis en la historia reciente.
La oposición, que achaca la debacle a un "modelo socialista fracasado", pregona la salida de Maduro como única solución. El poder electoral, al que acusa de servir al gobierno, todavía no define la fecha de la próxima etapa del proceso revocatorio, lo que aumenta las tensiones.
En un intento por estabilizar la cotización del crudo, Caracas impulsa en reuniones paralelas un consenso para congelar la producción de los países de la OPEP, de cara a una reunión del cartel a fines de septiembre en Argel.
Correa, cuyo país es el socio más pequeño de la OPEP, dijo la noche del sábado en Margarita que "hay peligro" de que la organización "se desintegre" por diferencias sobre la estrategia de mercado.
Creado en el apogeo de la Guerra Fría como una alternativa a la bipolaridad de Estados Unidos y la Unión Soviética, el NOAL busca renovarse ante el surgimiento de "nuevos colonialismos y acciones "injerencistas", según varias delegaciones.
Los representantes tocaron los conflictos en varios de los países del movimiento y las acciones de los grupos extremistas, en medio de acusaciones a Estados Unidos de "injerencia".
La delegación de Corea del Norte usó la tribuna para lanzar reiteradas amenazas a Washington. A la cita acudió el presidente palestino, Mahmud Abas, a quien la cumbre le expresó apoyo que quedaría consignado en el documento final.
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