martes, 19 de abril de 2016

"No se pudo hacer nada más", dice un sobreviviente en Ecuador

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Jorge González, albañil y electricista de 63 años, se salvó del terremoto de Ecuador y logró rescatar con vida a dos jóvenes extranjeras atrapadas en un hotel de Pedernales, ciudad epicentro del sismo. Pese a la hazaña, lamenta con amargura que no pudo hacer "nada más".
González trabajaba en el Hotel Royal de este balneario turístico, ahora arrasado por el terremoto de 7, 8 grados. El sábado por la tarde, salió a la farmacia a comprar una crema y, para su fortuna, el sismo lo halló al aire libre, en medio de la calle.
De inmediato, se dirigió al hotel, donde encontró a dos compañeros de trabajo que habían logrado salir de manera precipitada. "No atinábamos qué hacer".
Dejando el miedo a un lado, los empleados ingresaron hacia la parte trasera de la edificación de cinco pisos.
image"Oímos gritos y gritos. Pudimos abrir un boquete en lo que era una pared de las habitaciones ubicadas en los pisos altos y rescatamos a dos chicas norteamericanas que estaban hospedadas", indica a la AFP.
"Las chicas estaban aprisionadas bajo un colchón", añade González, quien trabajaba durante 21 días continuos en el Royal y viajaba a Quito, de donde es oriundo, para descansar el resto del mes. Los gritos no cesaban.
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"Otras personas pedían auxilio pero no podíamos hacer nada más. Era de noche, se fue la luz, la estructura estaba compactada; ya no pudimos rescatar a nadie más", manifiesta antes de hacer una larga pausa y tragar saliva mientras mueve su cabeza.
image"En la noche ya no se pudo hacer nada más, se quedó así (la situación) hasta el otro día, cuando vino la maquinaria y comenzó a hacer trabajos de demolición. La maquinaría entró a demoler el edificio como que ya no existía nadie aquí", enfatiza apesadumbrado.
González apunta que de acuerdo a sus compañeros, había unos 15 huéspedes, la mayoría familias que llegaron a Pedernales para asistir a la celebración de un matrimonio.
Ubicado en la parte trasera del Royal, donde se mantiene intacto el vehículo de un grupo de cuatro huéspedes y el área de la piscina, González repasa nervioso lo que sufrió durante esa terrorífica noche.
Cuando volvía de la farmacia hacia el hotel, se cruzó con un amigo en la calle, al que saludó. "Fue una cuestión de segundos: bum, bum, bum; el terremoto. No dio campo a nada".
"Me llamó mi jefa a preguntar por el hotel, si está parado, qué pasó, y le digo lamentablemente el hotel se acabó, se terminó. Y es que eso sucedió", relata.
El terremoto del sábado, que afectó duramente la costa oeste de Ecuador, provocó hasta ahora 413 muertos, 231 desaparecidos, 2.658 heridos y 805 edificaciones destruidas.

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