viernes, 17 de mayo de 2013

La ambición golpista y de poder de la oligarquía venezolana


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La historia del cinismo no es reciente, sin embargo sus acciones permanecen barruntadas de silencio. Los responsables de la violación de un orden político niegan sus actos y acciones desproporcionados. Lenin lo había dicho en El imperialismo, fase superior del capitalismo, la fuerza más peligrosa contra una revolución naciente son las alianzas del capitalismo con la burguesía internacional.
En Venezuela el golpismo no es reciente, notables páginas de nuestra historia cuentan el diálogo entre Pedro Carujo y José María Vargas. Allí están retratadas dos Venezuelas, la despótica y la afable. Al golpista lo envilece el oro, los caudales tienen más importancia, a su juicio, que la racionalidad y la justicia. Benedicto Baruch Spinoza siempre aconsejaba a los filósofos y a los gobernantes desprenderse del delirio del dinero, ese código deontológico hay que recordárselo a la derecha venezolana.
A Juan Vicente Gómez no le tembló el pulso para traicionar a su compadre de sacramento Cipriano Castro. La ida de Castro le facilitaría la tarea de gobernar al país con su rasero. El golpismo va aparejado del entreguismo sin escrúpulos de las riquezas nacionales. Las compañías norteamericanas encontrarían con Gómez el camino expedito para convertirnos en neocolonia. El ideal de estos hombres es bastardo, su ideario no se reclaman de la Patria.
La historia de Venezuela ha estado llena de credos absurdos y de dogmas. Muerto Gómez, el gobierno de López Contreras sintió desprecio por el ideario comunista. Los derechos humanos apenas comenzaban en Venezuela a tener caldo de cultivo. El país venía saliendo del despotismo y de la intolerancia. La Venezuela rural cargaba sobre sus hombros las hondas máculas del hambre, de la tuberculosis, del sarampión, del tifus, del mal de Chagas y pare de contar.
Venezuela como corpus político había sufrido todo tipo de traiciones. El mismo General de Hombres Libres, Ezequiel Zamora, cayó en San Carlos muerto por el balazo de un sicario. La Patria debía buscar tierra fértil en los ideales de soberanía y democracia. Sin embargo, el latifundio fustigaba severamente el derecho de vivir con dignidad. Estas realidades no han variado hoy, la oligarquía golpista considera que el gobierno de Chávez puso en peligro la propiedad privada en flagrante violación de la Constitución de la República.
Los golpistas desde la promulgación de las 48 leyes habilitantes en febrero del 2000 supieron que no habría paz ni cuartel hacia Chávez. Lo importante para ellos era mantener el monopolio de la tierra y la ociosidad de los terrenos improductivos. Desde el comienzo los venezolanos sabemos de qué se trataba. En Venezuela hay dos modelos sociales en disputa, uno representa la exclusión y el otro aboga por un modelo social humanista, patriota, nacionalista. Esto ha causado graves problemas. Los medios de comunicación social arremeten a diario contra un gobierno que tiene como norte la justicia social. Esa derecha nunca ha hablado de los gobiernos corrompidos norteamericanos y del genocidio que ha desatado el Gobierno de Israel en Palestina.
Los aparatos de propaganda de las grandes cadenas de información presentaban al gobierno del fallecido Presidente Chávez como despótico, gorila, donde no existían los derechos humanos. Con esto la derecha venezolana ha olvidado el golpe del 11 de abril, allí se le cambió el nombre a la República Bolivariana de Venezuela por el de República de Venezuela. Se disolvió el Parlamento, la Fiscalía General de la República, la Contraloría, el Tribunal Supremo de Justicia, la Defensoría del Pueblo y a los miembros del Consejo Nacional Electoral. La vida libre y responsable del espíritu humano fue enjaulada en preceptos dictatoriales. Los golpistas olvidaron que nadie había votado por estas nuevas formas de vida. En estos 14 años de Gobierno Socialista no hemos escuchado ni una sola vez una crítica a este fariseísmo constitucional de parte del golpismo.
El Gobierno Socialista venezolano se ha deslindado de toda traza dictatorial en política exterior. Se repudió el golpe institucional que recibió el presidente Fernando Lugo en Paraguay por considerar que esto obedeció a una trastada antidemocrática, igualmente ocurrió con el golpe que recibió el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, quien fue sacado de su cargo de presidente constitucional por militares antidemocráticos. La política exterior venezolana ha sido de una claridad meridiana contra el terrorismo. Oportunamente hemos denunciado el intento belicista hacia Venezuela de Álvaro Uribe Vélez. Considerando como una afrenta que este señor, haciendo caso omiso del hondo pasado que nos une, quisiera poner a guerrear a Colombia contra Venezuela.
El afán de los viejos colonialismos como el de Reino Unido ha sido denunciado por Venezuela. La posesión de las Malvinas por Inglaterra nos parece un acto colonialista que lesiona los intereses argentinos y pone en peligro a América Latina. Los procesos electorales trucados que ha montado el Reino Unido violan toda lógica apegada al derecho internacional. Las Malvinas son argentinas, las posesiones de ultramar de los imperios deben cesar. América del Sur no acepta tutelajes de ninguna índole.
En política exterior las relaciones de Venezuela con todos los países son de una profunda fraternidad, de igualdad, de equidad y de intercambios. Venezuela está regida por una plena vocación democrática y soberana. La publicidad fraudulenta de la derecha nos presenta como un país acolito de Cuba que ha entregado su soberanía. Esta farsa lo que busca es crear una matriz de opinión contraria a los verdaderos ideales del Gobierno Socialista. El odio de la derecha ha predicado durante estos años la expulsión de la misión médica, educativa y deportiva del país. Se azuza el odio hacia un país hermano como Cuba. El chauvinismo de la derecha está lleno de odio y de infundios insostenibles.
El comienzo del gobierno de Nicolás Maduro nos convoca hoy a la integración de la República. Los venezolanos votamos por Maduro porque nos ofrece continuar con las ideas de Chávez. En Venezuela deben fortalecerse las misiones. Nuestro norte no es la exclusión, sino integrarnos con sus diferencias en una unidad histórica que se llama América y esto requiere de una democracia plena y participativa. El ciudadano sabe que cuenta con la plena protección del Estado. El terrorismo debe ser desterrado, las políticas del Pentágono sosteniendo a depredadores capaces de ejercer acciones innombrables deben desaparecer del país. Los venezolanos necesitan el fomento de una vida en paz.
La democracia y su profundización es el lema del gobierno de Nicolás Maduro. Urge profundizar la vida buena en Venezuela, este objetivo se alcanzará cuando la aplicación de las políticas sociales logre devastar la acción nefasta de la inseguridad. El Gobierno ha dado un no rotundo al consumo de estupefacientes. La vida buena, como lo decía Agnes Heller, requiere de la salud, del deporte y de la autocrítica. Hay que darle seguimiento a las misiones que hemos emprendido. Los cargos son temporales no eternos, debemos empezar una profunda reactualización del Estado que implique la comprensión, por parte de la burocracia, de que no podemos tener virreyes como jefes del aparato burocrático del Estado.
El proyecto socialista se ha sostenido en la fuerza del pueblo, se trata de construir el socialismo inspirado en la fuerza de lo popular. Los socialismos reales fracasaron por la dictadura de unos pocos, por el burocratismo, por la idea del estalinismo de instaurar el socialismo en un solo país. La vanguardia como fuerza revolucionaria de cambio fue sustituida por la dictadura de un partido. El socialismo en Venezuela se explica en la integración de los pueblos de América Latina. Además el ideario socialista venezolano se levanta y se pone en marcha desde sus propios imaginarios. No se puede construir un Estado socialista sin una acción política clara y fuerte. Celebramos la ascensión al poder de Nicolás Maduro y el vigor del cual están llenas sus palabras.
Hoy nos jugamos la Patria y esta implica una acción social colectiva donde nuestra tarea es ser soldados de la construcción de un socialismo crítico, que debe seguirse construyendo con amor, con fraternidad, con la vocación de libertad del pueblo. El socialismo es una gran borrachera de felicidad, de bienestar, de educación y de Patria. Tomamos el testigo de esta tarea que ha comenzado Chávez y deben continuar Nicolás Maduro y el pueblo venezolano.
NELSON GUZMÁN
ILUSTRACIÓN ETTEN CARVALLO

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