jueves, 2 de agosto de 2012

Chávez redivivo



Jorge Nuñez Sánchez
jorge.nunez@telegrafo.com.ec
Hugo Chávez está nuevamente en campaña electoral y recorre las ciudades y campos de Venezuela en olor de multitud. Las encuestas lo muestran encabezando la intención de voto con más del 58 por ciento, lo que le da una cómoda ventaja de 26 puntos sobre su rival, el derechista Henrique Capriles.
Es que Chávez es un demócrata a carta cabal, por más que su estilo de democracia directa no les guste a las burguesías latinoamericanas, acostumbradas a la tristemente célebre “democracia representativa”, en la que es común que los elegidos se olviden de sus electores y opten por representar a grupos de poder.
Él ha ganado 11 elecciones seguidas y ha impulsado un notable plan de reformas políticas y sociales en Venezuela, país que antes sólo era conocido por el derroche petrolerista y la rapacidad de sus clases dominantes. Con ello ha dirigido la emergencia de una nueva democracia, en la que el pueblo ha asumido un papel protagónico y ha puesto fin al viciado sistema político anterior, en el que dos partidos de similar factura se turnaban en el poder, en el saqueo del país y en la represión sangrienta de toda protesta popular.
Chávez y su Revolución Bolivariana han tenido también la virtud de estremecer la conciencia de los pueblos de América Latina y el Caribe, de un modo parecido al de la Revolución Cubana en los años sesenta. Al calor de ese influjo, otros procesos políticos similares han surgido o se han fortalecido en nuestra América.
Para Ecuador y su Revolución Ciudadana, Hugo Chávez ha sido uno de sus amigos más consecuentes. Tras la agresión de Angostura, defendió nuestra soberanía con una movilización de las Fuerzas Armadas venezolanas. Y también ha respaldado ambiciosos proyectos de desarrollo de nuestro país, como la Refinería del Pacífico, que se ubicará en El Aromo, Manabí.
Precisamente por eso, la enfermedad del líder venezolano entristeció a los pueblos de nuestro continente, que entendían que su presencia y acción eran indispensables para un avance conjunto hacia la segunda independencia. Y, por la misma razón, su plena recuperación es un motivo de alegría, porque marca la continuidad del proceso venezolano hacia el socialismo y fortalece el avance de nuestra América hacia su integración.
Una prueba de ello son los recientes cambios en el Mercosur, donde el “golpe institucional” del Congreso contra Lugo determinó, en seguidilla, la exclusión temporaria de Paraguay por sus socios y la culminación del ingreso de Venezuela, hasta entonces obstruido por el senado paraguayo.
Chávez, redivivo, sigue ganando batallas por la unidad y liberación de América Latina. Se lo ve saludable, cargado de una desbordante vitalidad. Y cobra un tinte profético su afirmación de hace algunos meses: “¡Viviremos y venceremos!”.
Jorge Nuñez es historiador ecuatoriano

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